jueves, 15 de diciembre de 2011

Zonas.

Se suponía que hoy iba a una cena/salida de navidad con compañeros del labo pero he tenido un día muy mierder y de repente me he encontrado en la "Zona Amarilla". De forma un poco súbita mi cabeza ha sistematizado mis patrones de cambio de humor (a peor) como en cinco zonas en función de mis ganas y necesidad de socializar. Azul (necesidad de socializar, bajo estado anímico por la falta de socialización), verde (normal), amarilla (retraimiento y preferencia por el aislamiento), naranja (hostilidad verbal velada) y roja (hostilidad verbal abierta sin descartar lo físico).

Mi humor ha ido cambiando a lo largo del día, aunque creo que se han juntado el estrés de tener muchas cosas por hacer durante el día con cosas que han aparecido de improviso y que ya la semana venía siendo una mierda. Lo que se supone que habría sido una buena tarde-noche con amigos y gente con la que me llevo bien, de repente se ha transformado en "estar con los del labo" como en "estar con los del curro". O, más claro, "seguir el día con la misma gente con la que trabajo, trabajo del que, hoy, ahora, estoy hasta los cojones." Lo sorprendente es haberlo visto de una forma tan clara, haber establecido niveles para algo de lo que normalmente he sido consciente pero que quizás no había analizado de forma racional. Quizás es lo que tiene sopesar si echarle la bronca a un compañero por no cumplir ciertas responsabilidades y dejar marrones para los demás: plantearse, fríamente, la escalada de consecuencias.

En este mismo orden de cosas, tengo mañana comida de navidad de todo el labo y una oferta para el sábado de cena en casa de una amiga de una de las amigas del labo y se me hace igual de complicado plantearme si socializar o no, dejando de lado que tiene más importancia mi estado mental del momento y de momento no sé si me apetecerá o no. En el fondo es una consecuencia de mi éxito social reciente: una de las ventajas de estar en un labo tan grande es que hemos coincidido gente con gustos diversos pero similares y que nos llevamos bien; no estoy acostumbrado a tener este tipo de relación en el trabajo, entre otras cosas porque no se ha dado con anterioridad este patrón de coincidencia edad/gustos y que hayamos hecho cosas juntos así.

Es difícil adaptarse a estar con gente a quienes conoces de forma relativamente reciente y con los que desarrollas cierto grado de amistad y que, pasando por alto tus propios prejuicios e inseguridades, ven en ti cosas buenas que no crees que estén ahí. Es jodido, porque parece que tienes que estar a la altura de una imagen que sabes (o crees) que no está ahí y que parece que se forman los otros sin que les des motivo para ello. De repente, ahí estás, sintiéndote un impostor, alguien que pasa por normal sólo por es socialmente funcional y siendo consciente de un montón de taras y defectos que los otros no pillan.

Esto de tener vida social puede ser tan mierda como no tenerla.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Miniactualización.

Para que os hagáis idea, por si todavía no la tenéis, de cómo funciona mi cerebro y (lo que pasa por ser) mi sentido del humor, he aquí la siguiente anécdota ocurrida ayer.

Volviendo de comer al labo, nos encontrábamos en el ascensor mis compañeras Croutón (muy maja y bastante roja), Kika (neocatecumenal pero muy maja a pesar de ello), Zubiroshka (navarra y maja también) y Culebras (sureño cosmopolitizado)*. A raíz de no sé qué tema, se dispara la siguiente conversación (más o menos):

Culebras: "Entonces, Kika, si los del PP privatizasen el cielo, ¿les seguirías votando?"
Kika: (riendo) "No sé."
Croutón: "Jo, imagínate a Rajoy privatizando el cielo para sacar pasta."
Illuminatus: "Bueno, privatizar el cielo no sé pero podrían probar a vender indulgencias otra vez. Creo que en el siglo XVI tuvieron bastante éxito con la idea."**
[Culebras se parte el culo en silencio con la mandíbula desencajada. Croutón y Zubiroshka tratan de ocultar que se están riendo. Kika se tuerce el gesto y se queda callada]

*Nombres inspirados en la realidad con el fin de preservar sus intimidades.
**El caso es que me salió del tirón y sin intención de hacer daño. Es una de las pequeñas zonas de conflicto con gente religiosa metida en ciencia: cuando sacas trapos sucios que ponen en evidencia la hipocresía de sus iglesias, saben que tienes razón. Por eso les duele, porque no es un insulto deliberado, no es un ataque a las zonas blandas de la pederastia como algo indivdual: es algo estructural.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Essen 2011.

Hace unas cuatro semanas, entre el 20 y el 24 de Octubre, estuve con dos amigos, Nyita y su onvre, en Essen, Renania-Palatinado, Alemania, con ocasión de la Essen Spiel 2011, la mayor y más importante feria de juegos de mesa de Europa y probablemente la más influyente a nivel mundial. En la feria de Essen, las editoriales de juegos alemanas y europeas, sobre todo, lanzan novedades y reediciones convirtiendo el evento en un lugar de encuentro para que se examinen diseños venidos de otros países y para negociar derechos de las traducciones extranjeras de esas novedades alemanas, además de que autores autoproducidos o editoriales pequeñas puedan vender sus diseños a otras editoriales más grandes que puedan darles un mercado más amplio.

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Zona de Lego games.

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Espacio de Amigo Spiele. ¡Vaya, si son gente normal y corriente!:P

Sin embargo, aparte de su lado más profesional, la feria es un evento que atrae una cantidad enorme de turistas jugones de todo el mundo para comprar juegos de mesa de todo tipo (y también otros juguetes, modelos teledirigidos, ropa, piezas de armadura y armas para LARPing, entre otras muchas cosas). Muchos podéis pensar que es una "reunión de frikis" peeeeero... eso es ignorar la relación de los alemanes con este hobby. La mayoría de las personas que pasan por la feria son alemanes y, más concretamente, familias alemanas. Es también cierto que la mayoría de los juegos son eurogames, juegos familiares y poco temáticos, que normalmente quedan reservados a dos de los nueve (enormes) pabellones de la feria.

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Espacio de Queen Games. Más gente normal y corriente. Vaya sorpresa.

Essen es una ciudad de la cuenca del Ruhr, es decir: una ciudad que se asienta en una cuenca minera en la que en los dos últimos siglos estaba concentrada la mayor parte de la industria pesada de Alemania y que se separa de las otras ciudades de su entorno (Duisburgo, Bochum, Düsseldorf) por una limitación municipal que no es evidente en la realidad. Aparte de los pabellones de convenciones para ferias, no hay nada de interés (y después de los bombardeos de la SGM es muy probablemente que si lo había se perdiese). En ese sentido, la organización de diferentes ferias (si no era la feria de juegos era la del neumático o la del coche de segunda mano o la de las bodas) es una forma de llevar gente y tener un cierto ingreso comercial.

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Uno de los encantos de Essen: parte superviviente del complejo Krupps reconvertido.
La resistencia es fútil, claro.
Como podéis imaginar, la única actividad que realizamos allí, en la práctica, fue acudir a la Feria, examinar las novedades, jugar algunas de ellas y, sobre todo, rebuscar entre las estanterías de los diferentes stands para llevarnos cosas. Me alegra decir que me mantuve dentro del presupuesto y que, además de cumplir objetivos (un juego o dos que tenía en mente), me traje alguna sorpresa (ese Catán edición Aniversario por 25 euros menos que aquí) bastante agradable y también algunos regalitos para gente de por aquí.

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El botín de Essen.

La impresión general de la feria, ya digo, es la que uno acaba teniendo en los salones del cómic y ese tipo de eventos: uno ve una y otra vez las mismas cosas en diferentes stands, con variaciones mínimas de coste las más de las veces. Una vez sabido esto, sin embargo, es el momento de explorar con cuidado, ver qué novedades están mejor o peor, tomarse el tiempo para sentarse en alguna demo y, sobre todo, pasarlo lo mejor posible. De hecho, lo que más aprecié de la experiencia fue el ir con amigos, conocer a amigos suyos allí que me cayeron bien y sobre todo que la experiencia compartida funcionase como unas minivacaciones de verdad.

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Los puestos de cosas de LARPing. Eso si era para los raros.
O los excéntricos, más bien: era una mierda realmente cara. :P
Bien es verdad que si hubo algo que no he visto por aquí, por lo menos no con el mismo estilo, con lo que me lo pasé realmente en grande, a pesar de que reconozco que fue tremendamente peligroso: la subasta de wargames. Udo Grebe, diseñador de juegos y fundador de Udo Grebe Gamedesign, realizó una subasta de juegos todos los días de la Feria sobre la una de la tarde. Vestido de rey de Asiria, sacaba ofertas diversas, algunas mejores, otras peores, parte de cuyo precio final de venta iría a parar a beneficencia. Me llevé un par de cosas de la subasta, quedándome muy satisfecho (sé que aquí las habría conseguido mucho más caras, aunque no estoy seguro de si en la feria podría haberlas encontrado por algo menos y me calenté demasiado en la pelea por ellas XD ).

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Udo Grebe, caracterizado como rey de Asiria, sigue las pujas con ritmo vivo.

Una de las mejores cosas del viaje fue las noches en el hotel y el compartir el espacio del salón con toda la gente que estaba alojada allí llegada de todas partes de Europa (y algunos de EEUU) dedicándose a jugar las cosas que se habían traído de la Feria. Bien es cierto que no eran unas jornadas dedicadas exclusivamente a ello y que me quedé con ganas de más, sobre todo por poder jugar con más gente distinta y poder probar más juegos pero fue una experiencia realmente estupenda en ese sentido. Además, como en el hotel no se servían comidas ni cenas, tenían una especie de acuerdo con uno de los sitios de comida rápida de alrededor y sólo teníamos que hacerles un encargo y ya ellos pedían por nosotros y todo.

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Noche del sábado en el salón del Hotel. Y así los tres primeros días.
Quizás la cosa más importante de este viaje ha sido comprobar la diferencia tan fundamental entre la consideración de este hobby en Alemania y España. Los tercos y zombificados prejuicios sobre el público al que se destinan los juegos de mesa y su supuesta simplicidad (sólo parece que puedan ser para niños y/o matrimonios vegetativos) se vienen abajo cuando compruebas la variedad de gente que acude a la feria y la actitud con la que van allí. Las familias que acuden a la feria no lo hacen con los padres arrastrados por los niños con la actitud reticente o aún de disgusto que suele ser general en las jugueterías nacionales. Allí los padres participan y aún instigan a los niños en la inmersión en el hobby.

La diferencia de respetabilidad del hobby entre Alemania y España me vino otra vez a la mente hace unos días cuando leí esta entrada del blog de Eulez. No me cabe duda alguna de que los prejuicios a los que me refiero están enlazados con esa maldita concepción nacional-católica de la vida y las actitudes que han sido transmitidas por los miembros de ciertas generaciones de nuestro país. Esencialmente, hay una incapacidad para divertirse que iguala ser serio y responsable con no divertirse si no es con ciertas "excusas" o actividades "socialmente bien vistas", no vaya a ser que llegue el "qué dirán".

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Bola Extra: ¡dados!

Sinceramente, viajar abre la mente de forma increíble: ayuda a darse cuenta de la mierda mezquina que le rodea a uno.

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La colección completa de las fotos (algunas no muy buenas y, luego, por consideración personal, menos de las que habría querido hacer), por aquí.

lunes, 29 de agosto de 2011

Vudú.

Volví de mis vacaciones a Madrid hace una semana larga (o séa, más como diez días que una semana) y, gracias a ello, no me tuve que tragar la mayor parte de los días previos y correspondientes a la JMJ. Fue algo verdaderamente positivo, ya que la histeria de masas me sienta como un tiro y, a tenor de mi escaso contacto con los "peregrinos", me pareció más una estampida de adolescentes (y no tan adolescentes) con una falta de modales que niega todo el civismo que se les supone por la formación cristiana.

Ya de vuelta en el laboratorio, una compañera ha vuelto de una estancia que ha hecho en EEUU y he podido confirmar algo que intuía desde que la conocí a principios de año: es creyente, más concretamente de los neocatecumenales o kikos. No es mala chica y es, de hecho, inteligente (por lo menos está capacitada para estar haciendo la tesis, que ya es algo), pero resulta chocante comprobar que alguien así esté convencido de los argumentos de un tipo como el tal Argüello (si buscáis vídeos de sus intervenciones os haréis idea rápidamente de lo delirante que es la cosa) si no se ha tenido contacto previo con gente de fe, como le pasa a otra compañera, que no acaba de tener claro cómo es posible algo así. Su intento de comprender la base de las creencias de la otra me han dado un par de horas de la comida la semana pasada que llegaban a ser descacharrantes.

El problema es la falta de un suelo común, claro. No se puede llegar a tener una discusión racional con alguien que está tan metido en ese terreno. La religión se sustenta, a grandes rasgos, en tres pilares fundamentales: la existencia de Dios, la vida después de la muerte y lo que hay que hacer en vida para que la vida después de la muerte sea buena. Las tres religiones más extendidas del planeta (cristianismo, judaísmo e islam) aceptan como base de esos tres pilares que un libro (la Toráh, la Biblia o el Corán) es verdad revelada y prueba suficiente y evidente para sustentarlos. El conflicto viene del enfrentamiento entre los dos puntos: a) no aceptar el postulado de que el libro de turno sea verdad revelada ni prueba; y b) estar convencido de que, siendo verdad, no quepa ninguna duda posible como para discutir. Si no se está dispuesto a dudar de lo que uno cree, no se puede discutir de forma racional.

Para acometer la incongruencia de la religión respecto a la realidad podríamos hacer una revisión de todo lo que sabemos gracias al estudio científico de la realidad, nuestros conocimientos sobre la estructura de la materia hasta niveles tan ridículamente infinitesimales que ni siquiera estamos seguros de que podamos desentrañarlos ni aún con herramientas como el LHC. O, por el otro extremo, de las enormes dimensiones del universo, algo que nos debería hacer recapacitar sobre nuestra importancia en el marco de las cosas, especialmente cuando día si, día no, tenemos cosas por ahí que nos podrían hacer desaparecer en un tris. Y también tengo ejemplos de cómo los elementos fundamentales de la vida pudieron aparecer sin intervenciones extra-naturales. Pero es que, sencillamente, las propias bases fundacionales de todo el tinglado están contaminadas.

Después de más de 2000 años de historia, nuestra comprensión de la realidad no favorece el caso de la existencia de Dios dentro del marco de los libros sagrados, aún siendo laxos en interpretación. Entiendo la dimensión social, la tradición y el enfoque ético y moral pero me temo que para eso, ni siquiera necesitábamos la religión. El pensamiento racional dio a los griegos el pensamiento naturalista y de ello derivó la filosofía y los planteamientos sobre la ética y la moral. Los griegos, 400 años antes del nacimiento de Cristo, esa esquiva figura tan relevante, se planteaban qué es lo que era actuar de forma correcta sin tener que basarlo en el castigo divino ni en las consecuencias de la ley. Es triste sin embargo, que haya gente para la que todavía la voluntad de un presunto creador es la base de lo que debe ser una conducta justa.

domingo, 31 de julio de 2011

30 Días.

El lunes pasado, día 26, hizo un mes que murió mi abuela. Por aquello de ser un hombre a veces uno pretende aparentar que no le ha afectado, que lo ha superado y que, aunque le ha dolido, ya no es importante, lo ha superado.

Mentira.

Mi abuela fue una persona importantísima para mí. Formó parte de mi vida hasta que el Alzheimer comenzó a devorarla y me atrincheré en la distancia y en mi carrera como pretextos para no verla y no hundirme viendo como la enfermedad la borraba y dejaba de ella sólo un cascarón en el que alguien a quien quería, que contribuyó a educarme como persona y a demostrarme lo que era ser una Señora (con mayúscula justificada) se perdía sin que pudiera hacer nada.

Aparte de la culpabilidad, de los siete años de culpabilidad y de evasión, escogí la salida fácil pero el vacío se quedó dentro y es obvio y evidente.

Mi abuela murió con 93 años, después de sacar adelante a una familia con nueve hijos en la que mi abuela, por ser suboficial de la armada, estaba cambiando de destino cada cierto tiempo. Tuvo que malvender las tierras y propiedades de la familia para poder sostener a mi madre y sus hermanos y, a pesar de todo, jamás perdió ni un ápice de la educación y el señorío que le dieron sus padres. Era una mujer inteligente, educada y cortés, hasta con quienes no se lo merecían. Si hubiera sido mala persona, habría sido la definición viviente de "taimada" pero no lo era. Fui el único de sus nietos varón y sólo perdió una vez su paciencia conmigo y porque yo fui especialmente tocacojones, así que ella no tuvo culpa.

Veo signos, quizás cosas triviales, en la conducta de mi madre, olvidos, despistes y quiero pensar que no le pasará a ella pero mi pesimismo no me deja. Existe la posibilidad, real, de que ella haya heredado los genes precisos y malditos, que a ella le ocurra, que sufra el mal de Alzheimer.

Veo en la prensa, en twitter, en los medios, los planes del partido con más posibilidades de gobernar en el futuro y se me hiela la sangre ante la desprotección social, ante los recortes, la vulnerabilidad de las personas frente a unas medidas que sólo beneficiarán a los pocos que ya tienen más que de sobra y que nada harán por las clases medias ni por los que menos tienen.

Me veo a mí, a mi carrera profesional, a mi hartazgo, a mi falta de contrato, de garantías sociales, de cotización y pienso en si tendría los recursos para afrontar que mi madre sufriese esa enfermedad infame y me quedo helado de miedo.

lunes, 4 de julio de 2011

¿Un cambio de costumbres?

Con la muerte de mi abuela, han cambiado cosas, además de las materiales. Aunque la tristeza está ahí, también han despertado partes dormidas de mi personalidad. Cualquier imbécil sabe que con este tipo de experiencias siempre se remueven las cosas y que uno no tiene que poner empeño para tener revelaciones, epifanías o momentos de lucidez. Normalmente, siguiendo la analogía cinematográfica que utilicé en mi última entrada, suele ocurrirle a gente que tiene la crisis de la mediana edad a punto de nieve, lo que no es mi caso (más que nada porque mi familia y mis amigos dirían que yo nací senil :P ). Lo que si es cierto es que, desde que tengo otra vez mis propios ingresos, he tenido los medios para acometer mis necesidades materiales (y seguir un presupuesto, más o menos, que ya es un logro con mi facilidad para el consumismo), pero me ha faltado el tiempo para mis prioridades reales, o sea: amigos y ocio.

Como ya tenía mis prioridades claras, no ha habido ningún tipo de iluminación que valga: existían huecos obvios pero lo que no acababa de tener claro era cómo rellenarlos y, simplemente, mi familia y la Tierruca los rellenaron por sí solos como el agua que sigue la pendiente. Como ya dije, somos montañeses. No he descubierto ninguna identidad perdida a lo "americano que busca sus orígenes en Irlanda/Escocia/Italia/dónde-sea", sino que, por aquello de ser: a) de Madrid; b) marxista; c) poco amigo del catetismo; sufría de un ataque extremo de cosmopolitismo (de lo que, os tranquilizo, ya me he confesado ante el Comité Central).

Ejemplo de Arte Cántabro. El emblema de la estela de Barros es el símbolo de Cantabria.

Sin embargo, uno no puede negar lo que es, y en la familia llevamos la tradición montañesa, empezando por el habla, que tiene el deje de la Tierruca, así que, sencillamente, he reconocido y aceptado el cántabro que habita en mí, por muy bárbaro que pueda ser.

Además de eso, creo que también está rompiendo una manía, más motivada por la pereza que por otra cosa, que es la de las fotos. Al contrario que mis padres, no soy de fotos. No tengo fotos de mi graduación de la universidad ni de casi ninguna ocasión con mis amigos, casi todas en las que aparezco son familiares o las han tirado mis padres. Ya digo que la pereza de organizar álbumes y todo eso es una de las causas, aunque reconozco que los desencantos con amistades y mi desprecio por la nostalgia han hecho que también me resista a dejarme captar por la cámara como si fuese un nativo (o un famosete vendeexclusivas).

Ahora valoro más las fotos. Por los que no están y los recuerdos asociados a ellos, más que por los que están o mis recuerdos personales. Creo que es completamente diferente, no sé si me seguís.

Mi abuela y yo y, entre medias, una de mis primas. Siempre la echaré de menos.

miércoles, 29 de junio de 2011

Todos nuestros Adioses.

Ya lo dije hace como un mes: no me gusta hacer pornografía emocional en el blog pero no deja de ser mi blog y haré las excepciones como quiera y como las sienta.

El domingo pasado murió mi abuela. Sobre la una o las dos, no lo sé bien, llamó la mayor de mis tías, que era quien cuidaba de ella (y de mi abuelo también hasta que murió), y dijo a mi madre que el médico le había dicho que avisase a los miembros de la familia. A eso de las cuatro menos veinte o así, cuando mi madre y yo estábamos preparándonos para salir, volvió a llamar para decirnos que ya había muerto.

Mi madre y yo recogimos a otra de mis tías y fuimos hasta casa de una tercera de ellas para ir con ella y con una de mis primas hasta Santander. Echar gasolina y ajustar la presión de los neumáticos se convirtió en una pequeña crisis, entre los nervios de mi madre y mis tías (que son ya de natural un poco histéricas) y que casi perdemos el tapón de una de las válvulas de uno de los neumáticos. Salvo la pausa en Lerma, hicimos el viaje del tirón para poder llegar antes de cierre del tanatorio y poder ver a mi abuela. Mi tía la mayor estaba deshecha y con los nervios afectados y vi llorar a mi madre por primera vez en mucho tiempo.

El día siguiente pasamos el día en el tanatorio, viendo a mis tíos que ya estaban allí y a mis otras primas (una de ellas volvía de Almería para Madrid el mismo domingo), recibiendo a la plétora de primos de mi madre, familia y demás que se llegaron hasta allí (somos una familia montañesa: numerosos, muy tradicionales para estas cosas y que nos trazamos mucho) y después a pasar el trago de llevar el cuerpo hasta el crematorio. Mi madre y mis tías se deshicieron otra vez en lágrimas.

Al día siguiente, subimos al valle para el funeral de mi abuela en el pueblo. No había estado allí desde el verano en que vi por primera vez a mi abuela con el mal de Alzheimer completamente evidente. Comimos en el mismo restaurante en que comimos en aquella ocasión y creo que hasta las mismas natillas. El valle estaba como lo recordaba, apenas había cambiado. Los mismos lugares en los que había pasado veranos enteros con mi madre, mis primas y mis sobrinos, a veces.

El funeral, la verdad, me resultó tedioso. Entre mi falta de fe y mi distanciamiento del ritual, me costaba verlo salvo como algo melodramático. Lo mejor vino después, con las docenas de primos y primas y parientes de todo tipo de la familia de mi madre. Mis primas y yo estábamos ahogados en un mar de nombres y caras que no podíamos ni seguir, salvo algunos casos concretos meritorios por una cosa o por otra que les garantizaría un papel secundario en una película con guión de Azcona y dirección de Berlanga.

Después del funeral, enterramos las cenizas de mi abuela en el rosal de la casa en que vivió en el valle, que ahora es de una de mis tías. Allí es donde están también las de mi abuelo. No es que se llevasen especialmente bien pero después de tantísimos años, ya no tenía sentido separarles.

Cuando volvimos a casa, pasamos buena parte de la noche hablando de cosas de la familia: quién estuvo y quién no, quién es oveja negra de la familia y esas cosas que contribuyen a hacer pasar a las familias por este dolor (nada como un buen enemigo común para eso).

Hemos vuelto esta tarde a casa. El viaje ha sido mejor que el que me dieron mi madre y mis tías al ir, aunque sólo fuese porque iba con mis primas y no hemos hablado tanto pero al menos ellas dos tampoco están al borde de la histeria. Mi tía la mayor se ha quedado en la casa de Santander, ahora sola, aunque vaya a ir a ayudarla a desmontar las cosas la mujer que ha estado ayudándola en los últimos años, persona sencilla pero a la que le debemos mucho. Esperamos que tenga a sus amigos cerca, porque la casa se le caerá encima.

Al volver a casa he llorado todo lo que no he llorado en estos días. La sensación de urgencia y de importancia que se instaló en mí el domingo hizo que me mentalizase con una actitud de acometer primero lo principal (llegar a Santander, hacer los trámites y demás) y después permitirse los nervios, los estallidos emocionales y demás pero ese estado de excepción ha pasado y ya sólo queda la sensación de vacío al volver a la vida cotidiana. Ha sido bueno, muy bueno, volver a ver a algunas de mis primas a las que no había visto desde hace años y no habría sido lo mismo sin ellas, sin gente con la que compartí muchos años de crío y muchos recuerdos con mi abuela. Ha sido bueno volver a sentirse parte de una familia grande y parte de la tierra de la familia. Por mucho que sea de Madrid, como la mayoría de mis primas, llevamos los montañeses dentro.

Por mi calendario, perdí a mi abuela hace ya siete años. Afronté las cosas a mi modo, más o menos cobarde pero intentando superar el dolor de perder a una persona a la que quería muchísimo devorada lentamente por esa maldita y cruel enfermedad. Estos días he escuchado de la gente que la conoció, una y otra vez, cómo se referían a ella como una señora. Porque si hubo algo de lo que dio ejemplo mi abuela fue de dignidad y de hacer lo que fuese necesario para sacar adelante a sus nueve hijos. Pocas personas han sabido conducirse con su dignidad y siendo tan buenas con los demás, hasta con quienes no se lo merecían. A pesar de cómo se fue, el hueco que deja es enorme.

Y ¿sabéis esas películas, inglesas, americanas o... da igual, en las que el protagonista tiene que viajar por un funeral de alguien de su familia y lo hace solo pero se encuentra con la familia o lo hace con la familia o cualquiera de esas variaciones? Bueno, con lo bueno y con lo malo, con más o menos detalles, son verdad.

lunes, 20 de junio de 2011

Chupapollas

Chupapollas.

Hay que ser chupapollas para repartir la culpa de la crisis en la que estamos entre todos.

Hay que ser chupapollas para decir que lo que hace falta para salir de la crisis es ser más emprendedores.

Hay que ser chupapollas para argumentar que España es el país de la queja y que nadie se siente culpable como si aquí todo el mundo hubiese estado metido de la misma forma.

Hay que ser chupapollas para argumentar que lo de Sol es un gesto de exención de responsabilidad.

Pero es que, sobre todo, hay que ser chupapollas para ir dando lecciones por ahí con 23 años y ni media hostia.

Porque no todo el mundo vale para montar su propia empresa. No todo el mundo tiene las capacidades para gestionar una empresa o para crear algo novedoso con lo que abrirse un hueco en el mercado. No todo el mundo tiene los medios, los recursos o la capacidad crediticia para poder comenzar una aventura en la que no necesariamente llegará a tener un medio de vida para el futuro y que, es muy probable, fracase antes de haber salido del periodo de pérdidas que siempre sufre un nuevo negocio.

Hace falta ser chupapollas para creerse alguien sin tener la humildad ni la empatía ni la humanidad de ponerse en el lugar del otro y comprender que no todos somos (ni queremos ser) iguales.

Y si queréis saber por qué tanta rabia, ésta de aquí es la razón.

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Si a alguien le disgusta el uso despectivo de chupapollas, lo lamento. Sé que no está bien pero Al Swearangen me ha marcado mucho.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Un par de notas breves sobre el campamento.

Esta tarde he estado en el campamento de Sol un rato (no mucho, cosas del trabajo) revisando qué es lo que había a la vista y qué se movía por allí. La idea de la acampada fue buena en su momento por el impacto social obvio de toda la gente reunida y colocada allí de forma pacífica pero evidente y molesta (para las diferentes administraciones y los partidos políticos mayoritarios) pero con el paso del tiempo están empezando a surgir cosas que hacen que sea cuestionable y que el movimiento 15M deba superar esta fase (sin renunciar a futuras acampadas en el mismo u otros emplazamientos).
Las objeciones objetivas tienen que ver con ciertas medidas de seguridad de las que carecen y que son necesarias en caso de tener material inflamable/explosivo (como las bombonas de gas para los fogones de la cocina, por ejemplo) o instalaciones que alojan niños (seguros y esas cosas de responsabilidad civil, vaya). Aunque se ha organizado, no se ha organizado del todo bien y esas son cuestiones importantes para evitar contingencias que sólo restarían credibilidad y buena reputación al movimiento. Si la seguridad no es lo primero, mal vamos.

Por mi parte, habría que pasar a un segundo grupo de objeciones que son más relativas pero no insignificantes:

-Lo que se ha formado en torno al campamento: es cierto que la gente acampada necesitará sus actividades para pasar el tiempo pero creo sinceramente que debido a la mezcolanza de algunos de los grupos que se han adherido al movimiento 15M, el campamento pierde la sensación de ser un emplazamiento de reivindicación socio-política para convertirse en una especie de evento festivo, como una especie de mercado hippie con comuna. En ese contexto, lo de la zona de la espiritualidad, lo del reiki, el huerto, el rollo vegano y otras iniciativas perrofláuticas me parece que dañan la consistencia de la imagen del movimiento por la democracia real y parezca un intento de promover una agenda magufo-jipiosa más que un intento de obtener unas reformas sociales y legislativas reales.

Es más, creo que esto, tanto como los motivos objetivos que señalaba arriba, puede alienar a una buena parte de la gente que apoya la iniciativa de democracia real. Estas magufadas suelen ir siempre acompañadas de una actitud santurrona y pseudorreligiosa que acaba por excluir a aquellos que no son suficientemente puros porque comen carne o no creen que las terapias alternativas deban estar a la misma altura que las terapias convencionales con una ase científica sólida, etc.

-La inercia del método asambleario y la dispersión del esfuerzo: si, es cierto que para que resulte una democracia de verdad todo el mundo debe tener voz y voto pero me cuesta lidiar con el método asambleario por su inercia, su resistencia a ponerse en movimiento al tener que confrontar y contrastar las opiniones de mucha gente que quiere introducir en la agenda sus propios argumentos, objetivos y propuestas. Esto no es malo pero ha de regularse desde el principio: deben acordarse unas normas consistentes para que las discusiones no se eternicen, para que haya un límite a la cantidad de propuestas y, también, su naturaleza (¿es cierto lo de la propuesta del reiki en la educación pública?). Hay que definir los objetivos para poder definir las exigencias y el curso de acción. Por el momento, me parece que esto falta.

Como consecuencia de lo anterior, el esfuerzo se dispersa. Las reuniones se regularizan y se alargan y, aunque no hay una burocracia ni un aparato con tal nombre, el efecto es el mismo (y os lo digo yo que sé de lo que hablo en temas de partidos): no hay movimiento real hacia ningún punto, sólo discusión de documentos, comunicados y demás. El movimiento debe coalescer en unos cuantos puntos, cuanto más simples, evidentes y consensuados, mejor. Debe ser inclusivo en sus principios de exigencia de democracia y debe formar una plataforma permanente y sólida que dé imagen de consistencia y coherencia. Todo esto, claro, si se quiere tener la opción de ser tomados en serio y pasar de la imagen de lluvia de verano.

Terminaré diciendo algo: quiero creer. Quiero creer que es posible que las próximas generaciones cambien el país para mejor y que rompamos con las generaciones que, en el fondo, nos han cortado el futuro entre su corrupción y su catetismo. Es muy difícil pero hago el esfuerzo para creer. Ahora, para que esto tenga éxito, lo necesario es tomarlo con seriedad, aclararse la cabeza y asumir que esto no es una fiesta, es una toma de decisiones para cambiar nuestro futuro como país.

jueves, 19 de mayo de 2011

Razones para la Esperanza.

Porque toda cara tiene una cruz, una canción que viene bien para estos días:

A Few Good Men - Dropkick Murphys.
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It's time we stood up for ourselves so get up off your knees.
We'll shake off our destractors and attain our hopes and dreams
and if we fall prey to in-fighting, we're never gonna win,
so put aside your differences, sing loud, sing proud

We won't listen to their stories or be waylaid by their lies
it's a dream that's still attainable for kids like you and I
So if we all stand together singing one defiant song
our voice will reach the heavens, so sing with all your heart

Join us in a song
we shall rise and sing
stand up and be counted
sing a song for liberty
join us in this song
together we shall sing
rise up and be counted
sing it loud, sing it proud

We've been brutalized and crucified, the brunt of their attacks,
is corruption not their trademark and compassion what they lack?
If we can realize our common goals,
the end of which is plain
united and now stronger,
their loss is now our gain!

Join us in a song
we shall rise and sing
stand up and be counted sing a song for liberty
join us in this song
together we shall sing
rise up and be counted
sing it loud, sing it proud

(Hey!)

Join us in a song
we shall rise and sing
stand up and be counted sing a song for liberty
join us in this song
together we shall sing
rise up and be counted
sing it loud, sing it proud

lunes, 16 de mayo de 2011

Razones para la desesperanza.

Cuando empecé este nuevo blog quería mantener una cierta distancia entre ciertas cosas que me ocurren en la vida real y lo que son mis reflexiones, mis observaciones y mis argumentos. No me cuesta admitir que no soy la persona más fuerte del planeta a nivel emocional y que mi hábito de ver el lado malo de las cosas muchas veces arrastra mi estado de ánimo y hace que me sienta como una mierda y que me cave un agujero de autocompasión y de desesperación pero he intentado mantenerlo alejado de este registro, por lo menos a la hora de redactar entradas (y me enorgullece saber que nunca me he dedicado a componer mala poesía). Por otra parte, cuando las cosas han sido realmente malas tampoco era escribir por aquí lo que me pedía el cuerpo.

Este fin de semana no ha ocurrido nada realmente chungo. Eso ocurrió hace como una semana. Pero si que me he enterado. He estado toa la semana enfermo, con un resfriado con infección bastante serio (esta vez con fiebre y debilidad muscular) y no ha ayudado a que me lo tomase mejor pero ha sido parte de una colección de cosas.

El incidente en concreto (y aquí me vuelvo explícito) fue un ictus de mi abuela. Creo que hace el tercero, aunque no lo tengo seguro. Ha tenido varios, casi todos después de su diagnóstico de mal de Alzheimer, hace siete años, casi, y que tienen que ver con su mala circulación. Este último ha hecho que ya no pueda ver, oír ni hablar. Su estado no era demasiado bueno pero ahora, en la práctica, sólo puede comer cosas muy trituradas y sólo reconoce por el tacto. Todo esto lo sé por mi madre, que hizo un viaje relámpago en el fin de semana para ver su estado. Yo no he visto a mi abuela desde 2005.

Cuando vi a mi abuela después de que le diagnosticasen la enfermedad algo se rompió dentro de mí. Hay una mirada, una mirada específica que tienen las personas con Alzheimer, que aquellos que lo hemos visto de primera mano podemos reconocer. Es una mirada con la que, aunque te estén mirando, sabes que esa persona está perdida. Perdida dentro de sí misma, sin ningún tipo de referencia. A mí esa mirada me destrozó por dentro. Mi abuela era una persona muy importante para mí, una figura materna que estuvo ahí a lo largo de muchos años para mí y que significaba muchísimo para mí. La idea de verla desaparecer poco a poco, borrada por los bordes y hundiéndose en el olvido es algo que me retorcía y me retuerce por dentro. La carga de culpa por no haber estado a su lado en estos años es mía y no creo que me libre nunca de ella pero, sencillamente, no creo que hubiese opción buena.

Como decía, se me ha juntado esto con haber estado enfermo y físicamente débil, la semana pasada. No es el mejor conjunto de cosas y menos cuando cada día, en el laboratorio, me enfrento a una rutina en la que apenas tengo interés y con algún compañero que, a pesar de ser buencompañero de trabajo, ideológicamente me parece un zote criptofascista. Cuando le sumo pensar un poco en la proyección profesional que me ofrece mi carrera (Ley de Ciencia incluida) y las perspectivas de futuro, así en general, no puedo evitar sentirme deprimido, porque veo a mi alrededor que las cosas empeoran y no tienen muchos visos de mejorar.

Mi compañero es un síntoma, es un ejemplo de los reaccionarios que recurren a la retórica contra el voto para asegurar que la derecha gane. Recurriendo al tópico de que todos los políticos son iguales se le nota que es un amigo de Espe y de la misma retórica populista que lleva a abrir la brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco, la misma mecánica destructora de la clase media de siempre. Él, que es el hijo de un tendero que ha podido llegar a la universidad por años y años de servicios públicos, cree en la destrucción de toda esa infraestructura.

En esto enlaza lo de mi abuela, en cierto modo. Mi abuela ha tenido la suerte de tener la red de la familia que estuvo ahí cuando ella empeoró y hubo que cuidar tanto de ella como de mi abuelo, hasta que él murió en Febrero pasado. En Cantabria la ley de dependencia se aplicaba con cierta soltura, por lo que había cierta ayuda y apoyo en forma de servicios en la casa. Es una diferencia que, dada la organización de mi madre y sus hermanos, no era indispensable pero si se agradecía mucho. No quiero ni pensar lo que puede ser una situación así para una persona sola o para menos hermanos en Madrid, donde la presidentísima se ha ahorrado ese dinero.

Y es que veo a mi compañero y entiendo que es un ejemplo de la falta de humildad, de compasión y de empatía que afecta a mucha gente que cree en las recetas del neoliberalismo. Los mismos que hablan de valores familiares y son los primeros en divorciarse o enviar a sus hijas a abortar al extranjero. La misma hipocresía, doble moral, estupidez y pequeñez intelectual. El mismo egoísmo y mezquindad.

Las desigualdades económicas siempre son pagadas por los que menos tienen. Sin los sistemas de protección social, serán los menos afortunados los que tengan que pagar el pato: co-pago sanitario (antes de la privatización completa), impuestos indirectos, pensiones menores, educación de primera y de segunda con bonos escolares... Todo ello abrirá aún más la brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco y eso, se pongan como se pongan, es a lo que conducen esas medidas.

Quisiera creer que las manifestaciones de ayer, las acampadas de hoy y otros signos pueden cambiar el signo de lo que veo como futuro. Sé que gracias a mis amigos me sentiré menos solo y que recuperaré mis ilusiones, aunque sean con el objetivo de marcharme y montar mi futuro lejos de ellos, lo que no deja de ser un trago amargo pero hoy la noche se me hace muy larga.

P.S.: si tenéis la tentación, gracias por la compasión y conmiseración online pero no creo en ello. Dejadlo para cuando nos encontremos en vivo.

lunes, 18 de abril de 2011

La Cena.

El miércoles de la semana pasada tuve el gusto de compartir mesa a la cena con Be y con Somófrates, bloggers extraordinares y encantadoras personas. Nos decidimos por un ruso que ni Be ni yo habíamos probado antes pero al que le teníamos ganas tanto por estética como por opciones de carta (aunque en mi caso era el Vodka lo que tenía en mente, por aquello de que no había sido de las mejores semanas que he tenido en el laboratorio).

La velada empezó con una acusación (muy justificada) de Somo respecto a mi (casi) constante negatividad en mi twitter, pero tengo que defenderme argumentando que es mi válvula de escape para no quejarme continuamente en el labo del millón de pequeñas mierdas y trabas que a la larga acaban por joderte el día al impedir que puedas organizar las cosas de una forma ni siquiera fluida. También, creo yo, aunque eso lo he ido rumiando desde entonces, tiene que ver mi implicación con mi trabajo, un defecto bastante gordo, eso de sentir responsabilidad hacia lo que uno hace para ganarse la nómina y eso, no me cabe duda.

Cuando llegó Be, secuestrada vilmente por su trabajo en el Mal, nos pusimos a charlar animadamente, con las bebidas: Bloody Mary para Be ("A esto le han echado el zumo de tomate justo para que tenga color.") y Gimlet para mí y para Somo ("Esto huele a Nenuco."), que se fió de mi criterio (insensato...).
Gráfico demostrativo de las condiciones iniciales (si, lo de Be es una camiseta de Green Lantern, así es de guay ella, que trabaja para el Mal y le dejan llevarlas; yo llevo gafas y el ceño marcado, cosas de la miopía; las copas son el Bloody Mary de la muerte, apréciese la ramita de apio, y los Gimlet de Chanel nº5). Visión del autor (si, no valgo para dibujar, así que ahorráoslo).

Dejando de lado mis gilichorradas del laboratorio, sin mayor interés, se nos fue la noche en conversación sobre cine soviético (por el lugar y como recomendación para forjar el espíritu les referí a Stalker y, sobre todo, Solaris, que dejó alucinando a Somo cuando le conté lo del plano secuencia de coche rodado en las autopistas de Tokio para justificar gastos), el atuendo de dominatrix (sic) de Be en el trabajo y la anécdota del Pollito de California de Somo (o cómo el Gran Electricista descubrió que en Europa el cable marrón es el de tierra).
Adentrados en la velada y ligeramente perjudicados (aparentemente, Be hizo malabares con los pechos mientras Somo sufría de ergotismo o fuego de San Juan por el pan de centeno y a mí me eran revelados los Misterios de Eleusis). Visión del autor (Nota: el autor no está demasiado seguro de que sea un visión fidedigna).

Adentrados en la noche y degustando los blinis con fruición (surgió por ahí mi explicación sobre el Ergotismo, el cornezuelo del centeno, el LSD, los Misterios de Eleusis y los medicamentos contra las migrañas; por cierto, chicos, recordadme que otro día os cuente sobre el programa MK Ultra, Sandoz, Eli Lilly, la CIA y su programa de Control Mental), escuchamos alguna cosa de los vecinos del otro lado del salon (que parecían formar un grupo de profesionales liberales de esos; o séa, artistas o gente dedicada a esas cosas). Más o menos fue entonces cuando tuvo lugar uno de los momentos álgidos, el comentario de una de las chicas que vino a ser (registrado hábilmente sobre el papel):
"Ladran luego cabalgamos. Tiene que ver con la caza del zorro. O sea, cuando la gente se montaba para ir a cazar al zorro, los perros salían ladrando y de ahí viene."
En ese momento, claro, Be, Somo y yo nos miramos porque sabíamos que eran nuestro deber registrarlo. Debe de ser, sin ninguna duda, la chorrada más gorda que he escuchado en toda la semana y en el mes y aún en lo que llevamos de año, por lo menos en vivo. Por cierto, para los que no lo sepáis, es una cita apócrifa de el Quijote, así que la chica no sabe ni el origen popular, aunque incorrecto (obviamente, el poema de Goethe no tiene nada que ver).

De todos modos, una de las mejores de la noche vino por parte del que escribe hacia el final de la cena, con los postres y la discusión de cómo el panorama de la soltería adelgaza para desventaja de dos casaderos de tanto encanto y recursos como Somo y yo.
Somófrates: Están empezando a parir todas.
Illuminatus: Es muy fácil: mata a las crías.

Creo que, esencialmente, ese fue el remate de una de las mejores experiencias de año por la que sólo puedo estarles agradecidos a ambos dos comensales y esperar que se repita pronto prontito (porque, por mucho que me queje, estas son las cosas que hacen que merezca la pena vivir la vida). Ah, y quiero invitarles a que dejen por aquí sus propias observaciones, por aquello de que la memoria es parcial (y yo tengo una laguna entre las 19:30 del viernes pasado y las 2:00 del sábado que se expande hacia ambos lados, temporalmente hablando; bendito Gimlet).

martes, 5 de abril de 2011

El Coste del Menú.

En el último mes he estado revisando algunos apuntes que tenía guardados para ver si descartaba o no. Al final he guardado más de lo que quería pero siempre le encuentras algún argumento de esos de "Es que a lo mejor me vendría bien en algún momento." y esas cosas. A raíz de otras historias en paralelo, como una discusión por twitter sobre los transgénicos y una entrada en Mondo Medico sobre el vegetarianismo, se me ocurrió que habría que prestar atención a una cuestión más seria y que está detrás del tema de la alimentación y que es el Coste del Menú pero su coste real en términos sociales.
De forma sistemática:
-Tema transgénicos: los riesos de los transgénicos en términos ecológicos no se han probado de una forma consistente. Los estudios en un sentido o en otro son abundantes y parece no hay una solidez que decante el tema a favor de una u otra postura, por lo que la influencia en el entorno natural no es algo que esté completamente descartado. Los riesgos directos del DNA de plantas o animales para los humanos en la ingesta, por otra parte, han sido rebatidos (la mayoría de publicaciones en este sentido señalan que el DNA transgénico, como el resto del DNA, es digerido y pierde su "identidad", aunque no tengo información sobre si lo mismo ocurre con proteínas de este origen (que podrían actuar como antígenos y alergenos, por tanto).
En cuanto a la posible acumulación de toxina Bt (del Bacillus thuringensis, se emplea como transgén para generar un inhibidor de proteasas contra insectos, especialmente en maíz) en la cadena alimenticia no he encontrado datos suficientes al respecto. Sería, ciertamente, una cuestión digna de estudio.
Lo que si puede considerarse como parte del coste de los transgénicos es el efecto socioeconómico: los transgénicos tienen una serie de ventajas en cuanto a la productividad pero a) tienen un coste mayor y generan una asimetría con los agricultores de páises donde no se los pueden permitir (lo que, por otra parte, perpetúa las subvenciones en el primer mundo que abaratan sus precios en mercado y hunden a los productores locales de esos paises subdesarrollados); b) están sometidos a patentes biológicas, una aberración donde las haya, que luego da problemas cuando cultivos vecinos desarrollan la misma ventaja que el producto patentado; y c) traen de la mano problemas ambientales serios derivados. Este punto es especialmente interesante porque la mayoría de los transgénicos más populares se han diseñado con vistas a la resistencia a herbicidas, así que si se une a la tradicional precisión del personal cualificado agrario... Exacto, habría como para hacer un estudio al respecto.
Por cierto, ¿sabéis lo que son los genes terminator? Algunas compañías encontraron muy divertido el meter un gen que convertía las plantas producidas por sus semillas transgénicas en estériles. Por aquello de que los agricultores tuviesen que volver a comprarles año tras año. Está muy bien si vives en el primer mundo, con agricultura subvencionada, pero ¿qué pasaría en un entorno de agricultores del tercer mundo? Porque todos sabemos cómo va esto: "La primera gratis, porque me caes bien...".

-Tema animales: esto también merecería un estudio de viabilidad ambiental, sobre todo en relación al consumo real de productos animales y cuánto se desperdicia, porque se desperdicia muchísimo, lo que es un resultado de que la carne es un producto animal perecedero a corto plazo, por lo menos si no se quiere invitar a la Salmonella y otros amiguitos del mundo microbiano. Es bien sabido que la mayoría de carnes pueden procesarse por salazón y otros procedimientos para obtener formas que se conserven a largo plazo pero no es lo que se suele hacer más habitualmente en las casas de hoy.
El impacto ambiental del ganado es conocido. El mejor ejemplo es el del ganado porcino y sus purines, su orina rica en formas agresivas del nitrógeno. Con las grandes extensiones de pasto para el vacuno tenemos problemas de desertificación a medio plazo, ya que las herbáceas no pueden sostener bien el terreno y la depredación por los herbívoros tiende a reducir su consistencia.

-Tema agricultura tal cual: ¿sabéis que las alcachofas son cultivadas de forma vegetativa (por "esquejes") para que no se interfecunden? ¿Sabéis que con las remolachas hay que hacer cosa similar? La mayoría de las plantas de consumo humano han sido domesticadas a lo largo de varios miles de años pero algunas de ellas sólo desde tiempos recientes (la alcachofa sólo se documenta a partir del Renacimiento, cuando los horticultores italianos logran obtener variedades aceptables para el gusto europeo y sin los pelos y tricomas tan desagradables y ásperos que suelen tener los pétalos (la parte carnosa que se come) de las variedades obtenidas por cruce (por cierto, eso explica cómo es una de las pocas plantas de consumo humano que sólo aparecen en la iconografía pictórica y escultórica a partir de esta época) y eso obliga a cultivarlas de forma especial y específica, con unos requerimientos estrictos.
El problema es que las explotaciones agrícolas a gran escala están organizadas con vista a simplificar todo de formas que, en muchas ocasiones, son contraproducentes para el entorno. Las grandes explotaciones de cereales, ideales para la recolección mediante maquinaria, agotan el nitrógeno de los suelos en que se efectúan y dejan un terreno en el que la falta de raíces fuertes vuelve a dar problemas de consistencia (inundaciones con corrimiento de tierras, pérdida del manto de humus). El maíz requiere demasiada agua para según que climas... Ya cogéis la idea: la falta de variedad en las especies que ocupan un suelo resulta en un consumo de ciertos recursos y nutrientes que requieren de un aporte externo (abonos) o de un largo tiempo de regeneración por la microfauna y microflora del entorno. Además, el uso de abonos genera, a la larga, problemas de desequilibrio de ciertos iones y lo que son problemas de salinidad.
Ni siquiera me voy a adentrar en los detalles sobre lo que todo lo que las técnicas agrarias conllevan respecto al entorno microbiano.

Si habéis llegado hasta aquí, a lo mejor lo que encontráis es un patrón común a todo esto. Ese patrón común es lo que se llama explotación intensiva: un latifundio agrario monocultivo o una granja ganadera intensiva son expresiones de ese mismo concepto, un concepto aborrecible porque tiene unas consecuencias ambientales severas al generar auténticos ecosistemas de unas dimensiones enormes en las que la naturaleza no puede operar al mismo ritmo que en el entorno silvestre por la actividad humana. Los humanos, para bien y para mal, interferimos con los procesos naturales y eso tiene un coste. El coste de estas explotaciones, a las que se ha trasladado la mentalidad industrial, es especialmente severo por la dificultad de integrarlas en el entorno natural de forma armoniosa y que se sostengan sin tomar medidas que hagan que la situación ambiental degenere aún más.
El mayor problema de estas explotaciones es, precisamente, su homogeneidad, que las hace especialmente vulnerables a enfermedades y plagas (pensad en las granjas británicas afectadas por fiebre aftosa hace unos años, por ejemplo) o que hacen que agoten rápidamente los recursos (lo que antes indiqué sobre el nitrógeno en los suelos de las grandes explotaciones cerealistas). Además de eso, tenemos el problema logístico, es decir, todo el ahorro que se consigue al poder cosechar u ordeñar de forma sistemática y organizada se pierde al tener que trasladar los productos agrícolas hasta los emplazamientos de procesamiento o de consumo y el empleo de técnicas costosas de refrigeración y conservación (¿fresas en invierno? No se paga lo que valen).
La alternativa, lógicamente, es la de organizar explotaciones extensivas, en las que se obtengan los diferentes productos de una forma menos especializada pero también más integrada con el entorno, formando "ecosistemas agrarios" con mayor biodiversidad y que se integren mejor (con cultivos de fabáceas junto a cultivos de cereales, por ejemplo; planteando una organización más interesante y consistente de las parcelas de cultivo). Esto, a la larga, genera una idea de "islas" de producción que permitan un acceso más fácil a los productos desde los puntos de procesamiento y consumo (y encajaría con las ideas de los huertos urbanos si en algún momento se redujesen los problemas de contaminación en según qué ciudades como para hacerlos seguros para consumo humano). Esta idea de descentralización de la producción puede resultar, a primera vista, poco practicable pero creo que es, a largo plazo, la única que permitirá afrontar el futuro con un equilibrio ambiental que garantice satisfacer las necesidades humanas.

martes, 22 de marzo de 2011

La Atlantida.

Hace un par de semanas, aparecía en el National Geographic unas indicaciones de que la Atlántida se encontraba bajo las marismas de Doñana. Sobre este tema estuve discutiendo por twitter con el Paleofreak, ya que, según argumentaba él, no todas las leyendas tienen que tener base real y el de la Atlántida sería un caso de este tipo.
La Atlántida es uno de mis hobbies del universo magufo, aunque sinceramente no crea en todas las versiones comeflores del asunto, sobre todo porque vienen a ser el mismo cuento romántico de una especie de Paraiso del que fuimos expulsados, es decir, una especie de versión del Paraiso Perdido para paganos y gente no cristiana que no deja de ser reaccionaria en lo que se refiere a la naturaleza humana (en el sentido de considerar que nos encontramos en decadencia respecto a un pasado mítico; algo íntimamente religioso).

Independientemente de que la Atlántida haya dado para un montón de ficción, buena y mala (e incluso excelente y que debería haber sido empleada como guión en vez de cagarla miserablemente), creo que existen motivos para creer que, a pesar de ser una invención de tío Platón para propagar su agenda filosófica mediante ejemplos, de lo que se trata es de una construcción muy bien montada que apela a nuestra imaginación a partir de eventos, fenómenos y hechos que, por otra parte, si tenían una base real.
Mi hipótesis, construida con trozos de diversas proveniencias y argumentos de otros une lo siguiente:
-Tartessos, la civilización del sur de la peninsula Ibérica en la localización indicada por estos arquólogos, más o menos, y que tuvo su auge y esplendor en época minoica, cuando el cobre y el estaño, metales necesarios para forjar el bronce, les convirtió en la primera potencia económica del Mediterráneo occidental. La popularización de la tecnología del forjado del hierro, gracias a los hititas, conllevó el ocaso económico de los Tartessos y su desaparición en las tinieblas de la historia más o menos por la misma época que la Edad Oscura de la Grecia preclásica. Esto nos aporta una civilización más allá de las Columnas de Herakles que disponía de ricos recursos económicos basados en el estaño y el cobre (aunque no el Oricalco).

-La Erupción de Thera o erupción minoica, que devastó de forma brutal la isla de Thera o Santorini y trajo severas consecuencias de cambio climático a los Cretenses, la primera potencia comercial marítima del mundo minoico y del Mediterráneo oriental, y se especula con que también tuvo efectos en el Egipto faraónico. Algunos investigadores alemanes, según vi en unos documentales que emitieron en la 2 en Septiembre del año pasado, más o menos, relacionaban las plagas de la Biblia con las consecuencias de los cambios climáticos locales resultantes de la erupción volcánica. Al coincidir con un periodo de falta de registros en Egipto (el 2º Periodo Intermedio, relacionado con la invasión de los Hicsos, un pueblo de la península del Sinaí y Oriente Próximo que podría estar en el origen de los judíos, en términos científicos, no bíblicos), la cosa es un poco difícil de dilucidar pero aparte de tentador, parece consistente. En cualquier caso, nos aporta un desastre realmente catastrófico.
-Creta, la mayor potencia marítima del Mediterráneo oriental, la dueña y señora del comercio por mar (el único que realmente contaba) entre los pueblos del Oriente Próximo, Egipto y la Grecia aquea. Su flota, numerosa y bien preparada, la mantenía a salvo de los incursores de la Grecia continental pero, según se argumenta, la destrucción causada por la explosión de Thera causaría tal catástrofe sobre la agricultura que la migración de sus gentes y las consecuencias de los desastres (incendios, inundaciones, movimientos sísmicos, tsunamis, etc.) dejarían la puerta abierta a que los griegos micénicos saqueasen la isla a placer.
Las alturas culturales de la cultura minoica, entre las que se encuentra el palacio de Knossos, nos proporcionan el elemento de la civilización gloriosa de orígenes míticos (como los del propio rey Minos) y un palacio laberíntico que no sólo remite el laberinto del minotauro, sino a la construcción laberíntica de la ciudad capital de la Atlántida.

- Los Pueblos del Mar: coincidiendo en una amplia franja temporal con la caída de Creta y la Edad Oscura de los griegos, estaban los pueblos del mar, incursores y saqueadores que se movieron por toda la cuenca oriental del Mare Nostrum. Sin adentrarnos en las causas de la aparición de estas gentes y lo que estaba ocurriendo en las civilizaciones de la Edad del Bronce, lo que nos da es un sustrato de población móvil exiliados de sus culturas originales y que, efectivamente, habían visto tiempos mejores.

Si introducimos estos elementos en la coctelera platónica, es obvio que nos queda una buena combinación que tiene la elegancia de adaptarse a la descripción original sin recurrir a magufadas de marcianos ni poderes espirituales, sino simplemente dado un sentido a elementos dispersos tal como pudieron ser reinterpretados por el discípulo de Sócrates.
Y es que hay que atender sobre todo a una cuestión fundamental a la hora de tratar el tema de la Atlántida, que es que la fuente más temprana que hace referencia a ella es el propio Platón en dos de sus diálogos, el Tímeo y el Crítias. No hay referencias previas, todas son a partir de él. Como poco, sugiere que Platón ejerció de literato para inventar un escenario sobre el que proyectar sus argumentos filosóficos a la manera en que los fabulistas escribieron después sus fábulas moralizantes y ejemplificantes, sólo que nadie se dio cuenta de que Platón estaba inventando porque, para empezar, era Platón y porque además, existía un sustrato cultural previo mítico-oral del que salieron las piezas que Platón empleó para construir su historia y, por tanto, las cosas sonaban a ya sabidas.
Es probable que "mi" argumento rasgue un poco por las costuras de lo que sería un análisis histórico serio pero su elegancia formal me parece bastante buena y, por lo menos, si non è vero, è ben trovato.

lunes, 14 de marzo de 2011

Nucelar.

"Facts, sir, are stubborn things."
-John Adams, 2º Presidente de los EEUU de América.-

A estas alturas no creo que sea necesario extenderse mucho sobre lo que ha ocurrido en Japón. Un desastre natural terrible que podría haber sido mucho pero si no fuera por la legislación sobre construcción resistente a seísmos que tienen en el país (algo bastante impresionante dado que allí, como sus análogos italianos, es una de las fuentes de negocio del crimen organizado en su forma de Yakuza). Pero quisiera limpiar un par de cosas de por medio antes de ir a lo que me interesa esta vez.
-1º. Me ha repateado la oleada de "solidaridad" con Japón que ha cundido en twitter, algo que me traía a la cabeza lo de las manos pintadas de blanco con lo de ETA de hace años. El estilo sobre la substancia, la apariencia sobre las acciones. La expresión apropiada es "brindis al sol."
-2º. El otro "sabor" de retraso mental ha sido el que habla de gilipolleces a lo "castigo divino", etc. A ver, nadie se merece un desastre natural. Un desastre natural es, sencillamente, un fenómeno que ocurre tal cual. Naturalmente, lo mismo que nadie se merece que le llueva encima o que el viento le sople de cara. Pero la variedad común de gilipollas tiene un porcentaje alto de probabilidad de estar asociado a la metafísica religiosa, para qué engañarnos...

Ahora a lo que iba: además de las bajas directas, el terremoto y posterior tsunami del viernes causó un incidente muy serio en una de las centrales nucleares de Japón, la Fukushima Daiichi. Uno de sus reactores, el número 1, perdió el sistema de refrigeración, lo que obligó a aliviar la presión del reactor, con consecuente salida de hidrógeno y posterior deflagración de éste en el interior de la cubierta que aloja la vasija de contención del mismo. En este punto es cuando hubieron de inundar el reactor con agua de mar mezclada con ácido bórico (para absorber los neutrones, no por implicación de la ETA, a pesar de lo que le gustaría un titular así a Pedro J. Ramírez). Más o menos en ese punto estaban cuando el proceso se repitió con el reactor número 3. En otra planta, otro reactor también perdió el sistema de refrigeración.
A estas alturas la situación parece ser de tranquilidad y el peligro haber pasado (aunque leo a Kirai que el reactor 2 parece haber seguido la misma pauta) pero, obviamente, la tostada es de importancia, aunque obviemos la expulsión de vapor radiactivo al exterior, necesario para que la situación del reactor no empeore. Plantea serias dudas sobre la seguridad de la energía nuclear.

Pero antes de que se me diga que si es segura, que si circunstancias excepcionales (argumento muy válido), que si no puede ocurrir otro chernobil, que si vasija de contención de acero de nosecuántos metros de espesor, a lo que me refiero no es a las cuestiones de seguridad técnica o tecnológica sino a su implementación y manejo. Y aquí es donde las cuestiones de seguridad adquieren la consistencia de unas natillas.
Para empezar, el diseño del sistema de refrigeración dependía de sistemas que requerían de alimentación de energía eléctrica, con lo que al fallar ésta, la temperatura y la presión del núcleo no tenían limitación. El recurso a la inundación con agua de mar ha sido la solución de emergencia para compensar un fallo de diseño elemental; además, el reactor ha quedado inutilizado por completo al recurrir a este método, por no hablar de lo que supondrá drenar esos miles y miles de litros de agua contaminada. Como si no fuese suficiente con disponer de forma razonablemente segura de los residuos de fisión de alta actividad...
El emplazamiento de la central nuclear propiamente dicha. Esto no debería necesitar explicación, por lo menos en una zona con actividad sísmica como Japón. Si la palabra tsunami la inventaron ellos, ¡por todos los dioses! ¿A quién se le ocurrió? ¿Quién autorizó el emplazamiento?
La propia compañía que gestiona la planta alberga un pasado bastante oscuro.

Habida cuenta de que en España disponemos de un historial propio de gestión negligente de las plantas productoras de energía nuclear, en más de un caso, los problemas de la energía nuclear vuelven a revolver sobre tres puntos fundamentales: incompetencia, corrupción y errores humanos. Puede que la energía nuclear pueda ser gestionada de forma segura pero lo que está claro es que, al igual que en el caso de la seguridad contra el terrorismo, tiene que funcionar el 100% de las veces, porque en el momento en que haya un fallo, las consecuencias son de dimensiones (temporales y humanas) enormes.
Sinceramente, no creo que la gestión y manejo de unas instalaciones tan sensibles deba estar en manos privadas por los motivos indicados previamente. Es algo demasiado sensible como para formar parte de los recursos de una compañía que, en nombre del beneficio, podría hacer recortes y arreglos cuando le conviniese sin tener demasiados escrúpulos en lo que respecta a la seguridad pública, porque, después de todo, ya hemos observado ejemplos significativos de la imprudencia de su conducta en este mundo, el mundo real, no en el de las buenas intenciones y los eslóganes corporativos. Los hechos, señores, son cosas muy tercas.

lunes, 7 de marzo de 2011

TANSTAAFL

Con ocasión del Carnaval de Biología II edición, me he decidido a hacer una entradilla de interés general sobre un tema que me resulta de interés desde que surgió en el máster el año pasado.

Las siglas que titulan esta entrada de hoy tienen un origen incierto pero que se establece hacia los años 30 o 40 y que indican lo siguiente "There Ain't No Such Thing As A Free Lunch", más o menos "No Existen Los Almuerzos Gratis". Este principio viene a indicar que cualquier producto o servicio aparentemente gratuito ofrecido por alguien es sólo un método para obtener un retorno de beneficios para esa misma persona en un punto posterior en el tiempo. Eso quiere decir que, para la persona que obtiene el producto o servicio, su gratuidad no es auténtica sino que, probablemente, invierta en el que se lo ha ofrecido mucho más, a largo plazo, que si hubiese tenido que pagar por ello desde el momento original. En resumidas cuentas: para obtener algo, tenemos que entregar algo a cambio.

Esto, que es un simple principio de Coste de Oportunidad en economía, en biología tiene ejemplos muy claros en prácticamente todos los niveles: la Evolución de la vida sobre la Tierra es una historia constante de opciones excluyentes por las que unos caminos adaptativos quedaron cerrados para ciertos organismos para siempre porque, simplemente, las vías en las que quedaron fijados resultaron ser otras, que en el fondo no resultaron necesariamente mejores ni peores sino, simplemente, suficientes para sobrevivir.

Ahora bien, el área en el que estas relaciones coste/beneficio se hacen más obvias para cualquiera, sobre todo en nuestra vida diaria, es en el de los tratamientos farmacológicos. Todo tratamiento mediante xenobióticos (es decir, productos ajenos al organismo) presenta efectos secundarios derivados de las interacciones no intencionadas del compuesto con la fisiología del individuo. Esto es así ya que, salvo casos muy atípicos y excepcionales, las estructuras moleculares no son completamente específicas y los patrones estructurales de las dianas biológicas se repiten por homología o analogía (en parte por evolución y herencia, en parte por economía energética: la evolución suele llegar a soluciones parecidas en organismos muy lejanos por una cuestión de que las estructuras atómicas siguen leyes concretas respecto a cargas eléctricas, polaridad, etc.).
Por emplear una metáfora burda pero obvia, si una molécula es la llave para abrir la cerradura de una diana (enzimática, por ejemplo) clave en una enfermedad, trastorno o patología, las llaves siempre tendrán caracteres suficientemente comunes que harán que puedan encajar en más de una cerradura siempre que ésta comparta detalles comunes (por seguir la metáfora: el número de "dientes" de la cerradura, la profundidad de éstos, etc.).

Normalmente, la mayoría de los efectos secundarios suele aparecer cláramente en los ensayos clínicos de fase 3 (aquellos realizados con voluntarios humanos) pero de cuando en cuando se identifican productos en los que, súbitamente, aparecen efectos no indicados en los prospectos al ser comercializados y disponer de todas las autorizaciones, como fue el caso del Lipobay de Bayer, una estatina que presentaba serios efectos adversos. ¿Por qué ocurre esto? Nuevamente, TANSTAAFL.
Me explico: los ensayos clínicos se realizan de una forma muy concreta y con protocolos específicos con el fin de obtener unos resultados fiables. Cada estudio y producto concreto requiere un protocolo concreto y normas concretas pero eso conlleva problemas escondidos que tienen que ver con la eliminación de variación en los resultados para obtener unos estadísticos consistentes. Al eliminar variabilidad se pierde mucha información, especialmente a nivel genético: no todo el mundo es igual, no todos los alelos de las enzimas son iguales, no todo el mundo detoxifica igual y así sucesivamente. La población asiática presenta un alelo distinto de la Alcohol Deshidrogenasa, lo que tiene que ver con su escasa resistencia a los espirituosos; la población negra tiene problemas cardiovasculares diferentes a los de la población caucásica; ciertas personas tienen alelos diferentes de los citocromos que detoxifican la cafeína y les hacen más sensibles o más tolerantes a los efectos del café...

Al tener estudios clínicos que buscan patrones de población concretos (jóvenes, sanos, etc.) se pierde el "realismo" del estudio y se obtiene una muestra que no es representativa de la población total. Normalmente, a los productos comercializados se les sigue en lo que se llama fase 4 y es entonces cuando se detectan muchos de esos casos atípicos que están escondidos en la variación intra e interpoblacional de aquellos genes implicados en el LADME (Liberación Absorción Distribución Metabolización y Excreción) de los fármacos.
Sólo recientemente se ha empezado, a raíz de este tipo de incidentes, a plantear de forma seria una serie de disciplinas asociadas a la farmacología que se ocupan de forma científica del estudio de estos fenómenos, me refiero a la Farmacogenética (el estudio de las variaciones genéticas en la interacción con los fármacos a nivel individual), la Farmacogenómica (idem pero a mayor escala) y la Farmacovigilancia. Hoy se habla mucho de las dos primeras por aquello de la medicina personalizada pero, en realidad, a lo que se refieren, de forma más útil e inmediata, es al estudio e implementación de mejoras en los tratamientos farmacológicos atendiendo a los perfiles genéticos de la población: un uso más eficiente de los fármacos de acuerdo con perfiles de respuesta a estos permitiría ahorros tremendos de dinero al poder alargar la vida útil de fármacos efectivos, que se descartan de forma radical sólo porque sus efectos secundarios más llamativos ocurren en porciones de la población que presentan hipersensibilidad y que podrían ser tratados mejor con otros.

domingo, 6 de marzo de 2011

Terror y Pavor.

De unas semanas para acá he tenido en la cabeza una idea acerca de dos interpretaciones de un mismo personaje que no he tenido tiempo para poner por aquí hasta ahora. Lo interesante acerca de ello es que son como variaciones sobre un mismo tema musical, ambas apropiadas y válidas pero que despiertan sensaciones diferentes. Me refiero a las dos versiones de el Joker, la de Jack Nicholson en el Batman de Tim Burton de 1989 y la de Heath Ledger en el Caballero Oscuro de 2008.

Las diferencias son claras: el Joker de Nicholson toma la mayor parte de sus manerismos, no sólo su estética, de ese otro Joker tan pop de César Romero en la serie de los años sesenta. A la vez, la violencia de la película de Burton era más explícita y clara que en la serie, que no dejaba de ser un producto para audiencia infantil televisiva con insinuaciones y dobles sentidos para los adultos que captaban el surrealismo y dadaismo implícito en muchas de las situaciones. Sin embargo, había diferencias muy evidentes entre ambos Jokers.

El Joker de Nicholson, por histriónico y chistoso que sea, es un asesino psicótico que carece no ya de escrúpulos sino de cualquier tipo de freno. Su conducta, aunque está encaminada a la de convertirse en el único señor del crimen de Gotham, es caótica, aleatoria y caprichosa. Elimina o somete a los demás líderes del crimen organizado pero sus planes van encaminados a generar el pánico y crear el terror en la ciudad: desde los productos de uso diario con componentes químicos que al combinarse producen el compuesto letal SmileX que reproduce su rictus sonriente hasta el ataque con gas de idénticos efectos en medio de la ciudad. Pero esos planes, carentes de la lógica del enriquecimiento que es intrínsecamente criminal, están interrumpidos por dos obsesiones/caprichos que atienden a su demencia: Batman (agente causal de su estado) ; y Vicki Vale (objeto de sus "afectos"). Ambos personajes hacen que altere sus planes, si bien Batman está empeñado en ello con lógica, cuando, en realidad, podría llevarlos a término si obviase su presencia.
El Joker de Ledger, por otra parte, es mucho más darker and edgier y, sin ninguna duda, es ciertamente un Joker 9/11. Como dicen algunos, es un Joker tremendamente desagradable de ver y que convierte la experiencia en algo de lo que no se puede obtener placer alguno. Sus planes son mucho más resueltos y cuidadosos que los de su homónimo del 89 y se puede argumentar que hasta más inteligentes. Sin embargo... Sin embargo hay algo ahí que hace que chirrie un poco con el modelo del Joker. Es demente, es psicópata, es psicótico pero presenta lo que, en términos de esa escuela de vacuidades que es el departamento de Ciencias del Comportamiento del FBI* lo marca como un asesino en serie organizado, en contraste con el de Nicholson.
Todos esos planes (lo de los Bancos, lo del Alcalde, el hospital, los barcos y la ayudante del fiscal), todo ello hace que su demencia tenga método y que lo tenga más allá de la que siempre fue la lógica interna del Joker: causar caos. Este Joker, como dijo otro, tiene aspiraciones filosóficas/sociológicas, parece que está guiado por el guión para algo más que para generar un antagonista demente que inflija miedo al espectador.

Y así llegamos al punto de fricción, por así decirlo, entre los propósitos de ambas interpretaciones y los resultados: ¿cuál de los dos Jokers es más inquietante?

A mí me cuesta decidirme. Es cierto, Ledger bordó un papel en el que parecía que había caído del lado malo del nido del cuco, por así decirlo, y que hace preguntarse cosas sobre su fallecimiento posterior, pero ¿es suficiente el hecho de que el Joker de Nicholson sea histriónico y chistoso para aliviar el miedo que provoca que sea un asesino de masas que no se sabe dónde ni cuándo ni por qué va a golpear? En la película de Nolan se observa que el Joker mata a miembros del crimen organizado de forma "espectacular" y con toda la frialdad del mundo pero sólo observamos al de Nicholson matar a uno de sus propios hombres y, desde luego, nada dice "mantente lejos de ese tío" como un personaje que se carga a sus propios aliados.
Esta cuestión es discutible pero, aunque a la mayor parte de la gente le haya causado un efecto visual más obvio el rollo siniestro, sucio y "realista" del Joker de Nolan, creo que ambas formas del personaje son tremendamente peligrosas y desasosegantes. A partir de ahí, la cuestión de "gusto", supongo.


*En serio, leerse cualquier perfil psicológico generado por esta gente, en frío, te convence de que, en realidad, podría ser cualquiera. No dan prácticamente nada de información.

martes, 15 de febrero de 2011

Contra el Sistema.

Aunque en el momento en que escribo esto es ya bastante tarde para uno de mis días de diario, tengo la energía y la voluntad y no sólo esa vaga sensación de deberme a mi público. Es, en todo caso, una deuda pendiente que tenía para conmigo y para con gente a la que conozco y es un ataque de sinceridad en toda regla.

Desde principios de año estoy trabajando nuevamente en un laboratorio con carácter de becario. Supero el mileurismo lo justo para costearme el abono de transporte público y, naturalmente, no tengo las coberturas habituales de un trabajador asalariado, aunque mis jornadas laborales tampoco estén estipuladas. Vuelvo a tener unos ingresos en un concepto que, por otra parte, me resulta desagradable, a nivel profesional. Toda la flexibilidad, toda la falta de requerimientos estrictos de una jornada laboral se equilibra con las obligaciones no expresas de aprender sobre el tema de estudio para poder escribir una tesis, así que la jornada no termina cuando sales del laboratorio y tu tempo libre no es exactamente tal cosa.

Os lo voy a decir con todas las letras: no tengo el menor interés por escribir una tesis ni por conseguir el grado de doctor. Profesionalmente sería una especialización que, además, me restringiría todavía más y que me marcaría con un tema que es posible que no quisiera continuar como investigador.

Creo que hace tiempo que me quemé respecto a la investigación básica y no creo que merezcan la pena todas las horas invertidas en ello ni el esfuerzo para conseguir unos míseros resultados cuya relevancia sólo será medida de acuerdo a algo tan filisteo como un índice de impacto. Soy un mercenario de la ciencia, si, y estoy orgulloso de ello porque tomo mi labor como un profesional que se esfuerza en hacer su trabajo bien de acuerdo con unos criterios más o menos objetivos.
Sin embargo, desprecio el mundillo de la investigación académica: las publicaciones, los egos (desmedidos y heridos), las vendettas, los que se aprovechan del sistema, los dinosaurios... Me resulta indiferente y prescindible en mi vida. Sencillamente, creo que lo que cuenta Sonicando en su última entrada es la base de mis problemas, es actitud prepotente, paternalista y condescendiente (un tanto redundantes entre sí) que ha reinado siempre en la academia respecto a los investigadores noveles y cómo con el pretexto de lo vocacional se ha mantenido un régimen de precariedad y de, ¿por qué no decirlo?, amateurismo respecto a los predoctorales.

Me pesarán los años pero es que, además, no le veo sentido a los doctorados basados en tesis a estas alturas. Una tesis no supone para su lector nada más que el hecho de poder validar un cuerpo de trabajo para obtener el título de doctor, sin importar dónde empezase ni donde terminase. Sencillamente, ya no ocurre como hace años: el proyecto inicial puede no ser ni un vago recuerdo cuando se llega al último punto debido a la competición con otros grupos y a que, sencillamente, las cosas nunca se ajustan al modelo como se había planteado.

Lo admito abiertamente: estoy en contra del sistema: estoy en contra de los doctorados basados en tesis, estoy en contra del sistema de predoctorales como becarios; de los proyectos hiperambiciosos que luego se quedan en punto muerto; de los directores e I.P.s que le cuelgan la mierda a los becarios y les exigen resultados obcecándose en hipótesis que luego chocan con las evidencias; de las putas jerarquías entre los becarios; de la retórica del trabajo en equipo que se queda en la puerta de los laboratorios; de usar fondos públicos como si fuesen la calderilla particular; y estoy en contra de la falta de gestión, control y organización de los laboratorios. Estoy, sencillamente, harto de un mundillo y una forma de entender la ciencia que es de aficionados y en el que la profesionalidad es más un milagro que resulta de esfuerzos más allá del deber de unos pocos que lo añaden a sus responsabilidades reales.

Otros no sé pero yo quiero vivir de la ciencia como un profesional con dignidad profesional.