Esta semana se ha juntado suficiente presión, contando la heredada del mes pasado, para que, nuevamente, mi ánimo y mi moral se fueran a tomar por culo sin demasiadas contemplaciones. Un examen el martes, un trabajo para el jueves que viene sobre el que apenas pude leer nada, otro examen el viernes que viene, las prácticas de empresa, no saber qué coño voy a hacer después del máster... Todos los problemas juntos, cerrándose y asifixiándome. Mi gestión de la ansiedad y yo... Joder, menos mal que sólo queda una puta semana de teoría del máster.
Más de una vez intento abarcar todo, responsabilizarme y actuar de forma competente cubriendo todo lo que tengo encima e incluso convirtiendo en responsabilidades actividades que hago por placer. Me ha ocurrido con Karate, me ha ocurrido con las clases de alemán, me ha ocurrido con montones de cosas, intentando ser un puto boy-scout que se toma las cosas en serio y cumple con su deber en vez de dejarlo ir, de pasar del tema y no intentar estar a la altura siempre. No sé cómo me complico la vida así, porque en el fondo la recompensa no está a la altura de la tensión con la que me lo tomo.
Además, llevo a cuestas una sensación de culpabilidad por lo que percibo como errores, como ocasiones desperdiciadas de mi pasado. Paletadas de mierda de mi conducta obsesiva-compulsiva pero se suman a la sensación de que nada de lo que si he hecho haya servido realmente para mejorar mi futuro profesional y que el esfuerzo que si he hecho no ha servido realmente para nada, licenciatura y máster incluidos.
No he estudiado la suficiente neurobiología para saber cuáles son las bases concretas de la depresión. Aquellos con el grado superior, se que corresponden a personas que poseen desequilibrios de serotonina y tienen que estar tratados, o la gente que tiene trastorno bipolar, que tienen ciclos alterados en los neurotransmisores. En comparación, lo mío es un simple problema de gestión de la ansiedad en que mi personalidad obsesiva se junta con el mecanismo de estrés, la falta de luz solar y cuando mis niveles de cortisol se disparan entro en barrena. Suerte que no he tenido un ataque de ansiedad en años.
Lo peor de todo es cuando la gente no comprende que esto no es deseado, que no es por gusto, que estar jodido, amargado, deprimido y verlo todo oscuro y sin futuro no es agradable y que no quieres estar así. En esas temporadas lo mejor es estar lejos de todo el mundo, hasta que sientes que puedes socializar y que lo que llevas dentro no va a contaminarlo todo. En las últimas Navidades, cuando pudo venir de Dublín mi sobrino, estuvo en casa y coincidió con uno de estas temporadas, nada agradable, desde luego, y mi madre me picó y me presionó hasta que estallé. Nada bonito.
Hay días en que me gustaría que mi vida fuera de otro.