lunes, 14 de marzo de 2011

Nucelar.

"Facts, sir, are stubborn things."
-John Adams, 2º Presidente de los EEUU de América.-

A estas alturas no creo que sea necesario extenderse mucho sobre lo que ha ocurrido en Japón. Un desastre natural terrible que podría haber sido mucho pero si no fuera por la legislación sobre construcción resistente a seísmos que tienen en el país (algo bastante impresionante dado que allí, como sus análogos italianos, es una de las fuentes de negocio del crimen organizado en su forma de Yakuza). Pero quisiera limpiar un par de cosas de por medio antes de ir a lo que me interesa esta vez.
-1º. Me ha repateado la oleada de "solidaridad" con Japón que ha cundido en twitter, algo que me traía a la cabeza lo de las manos pintadas de blanco con lo de ETA de hace años. El estilo sobre la substancia, la apariencia sobre las acciones. La expresión apropiada es "brindis al sol."
-2º. El otro "sabor" de retraso mental ha sido el que habla de gilipolleces a lo "castigo divino", etc. A ver, nadie se merece un desastre natural. Un desastre natural es, sencillamente, un fenómeno que ocurre tal cual. Naturalmente, lo mismo que nadie se merece que le llueva encima o que el viento le sople de cara. Pero la variedad común de gilipollas tiene un porcentaje alto de probabilidad de estar asociado a la metafísica religiosa, para qué engañarnos...

Ahora a lo que iba: además de las bajas directas, el terremoto y posterior tsunami del viernes causó un incidente muy serio en una de las centrales nucleares de Japón, la Fukushima Daiichi. Uno de sus reactores, el número 1, perdió el sistema de refrigeración, lo que obligó a aliviar la presión del reactor, con consecuente salida de hidrógeno y posterior deflagración de éste en el interior de la cubierta que aloja la vasija de contención del mismo. En este punto es cuando hubieron de inundar el reactor con agua de mar mezclada con ácido bórico (para absorber los neutrones, no por implicación de la ETA, a pesar de lo que le gustaría un titular así a Pedro J. Ramírez). Más o menos en ese punto estaban cuando el proceso se repitió con el reactor número 3. En otra planta, otro reactor también perdió el sistema de refrigeración.
A estas alturas la situación parece ser de tranquilidad y el peligro haber pasado (aunque leo a Kirai que el reactor 2 parece haber seguido la misma pauta) pero, obviamente, la tostada es de importancia, aunque obviemos la expulsión de vapor radiactivo al exterior, necesario para que la situación del reactor no empeore. Plantea serias dudas sobre la seguridad de la energía nuclear.

Pero antes de que se me diga que si es segura, que si circunstancias excepcionales (argumento muy válido), que si no puede ocurrir otro chernobil, que si vasija de contención de acero de nosecuántos metros de espesor, a lo que me refiero no es a las cuestiones de seguridad técnica o tecnológica sino a su implementación y manejo. Y aquí es donde las cuestiones de seguridad adquieren la consistencia de unas natillas.
Para empezar, el diseño del sistema de refrigeración dependía de sistemas que requerían de alimentación de energía eléctrica, con lo que al fallar ésta, la temperatura y la presión del núcleo no tenían limitación. El recurso a la inundación con agua de mar ha sido la solución de emergencia para compensar un fallo de diseño elemental; además, el reactor ha quedado inutilizado por completo al recurrir a este método, por no hablar de lo que supondrá drenar esos miles y miles de litros de agua contaminada. Como si no fuese suficiente con disponer de forma razonablemente segura de los residuos de fisión de alta actividad...
El emplazamiento de la central nuclear propiamente dicha. Esto no debería necesitar explicación, por lo menos en una zona con actividad sísmica como Japón. Si la palabra tsunami la inventaron ellos, ¡por todos los dioses! ¿A quién se le ocurrió? ¿Quién autorizó el emplazamiento?
La propia compañía que gestiona la planta alberga un pasado bastante oscuro.

Habida cuenta de que en España disponemos de un historial propio de gestión negligente de las plantas productoras de energía nuclear, en más de un caso, los problemas de la energía nuclear vuelven a revolver sobre tres puntos fundamentales: incompetencia, corrupción y errores humanos. Puede que la energía nuclear pueda ser gestionada de forma segura pero lo que está claro es que, al igual que en el caso de la seguridad contra el terrorismo, tiene que funcionar el 100% de las veces, porque en el momento en que haya un fallo, las consecuencias son de dimensiones (temporales y humanas) enormes.
Sinceramente, no creo que la gestión y manejo de unas instalaciones tan sensibles deba estar en manos privadas por los motivos indicados previamente. Es algo demasiado sensible como para formar parte de los recursos de una compañía que, en nombre del beneficio, podría hacer recortes y arreglos cuando le conviniese sin tener demasiados escrúpulos en lo que respecta a la seguridad pública, porque, después de todo, ya hemos observado ejemplos significativos de la imprudencia de su conducta en este mundo, el mundo real, no en el de las buenas intenciones y los eslóganes corporativos. Los hechos, señores, son cosas muy tercas.

5 comentarios:

Aitor Maiden dijo...

Gran post. La de ciencia que estoy aprendiendo gracias a ti.

AkaTsuko dijo...

Unas palabritas de html no es solidaridad ni cojones vinagreros. Los parabienes son muy bonitos, pero la ayuda real no es eso.

Yo paso del tema por pura indefensión aburrida.

Min dijo...

Me encanta leerte. Y además aprendo un montón.

Centro Picasso Vilnius dijo...

Bueno, en manos gubernamentales estaba Chernóbyl... (fin de la demagogia).

Con tu artículo, la conclusión que yo saco es que la central más segura es la central cerrada. Aunque reconozco que traigo mis prejuicios de casa...

Illuminatus dijo...

Sobre lo de Chernobyl recomiendo sinceramente echarse un vistazo a la entrada que publicó en su día Yuri en su blog. Es realmente iluminador sobre una serie de cosas. Por otra parte, mi énfasis va en que si los gobiernos ya hacen putadas en nombre de la razón de estado, las empresas en nombre del beneficio no te quiero ni contar. Y mientras vivamos en este sistema...