En el momento en que se le empezó a publicar por aquí, allá por el 1994, sus obras fueron de las más vendidas: Appleseed, Dominion, Black Magic, Orion y, sobre todo, Ghost in the Shell. En buena medida, su éxito radicó en ese estilo que atraía a los fans de
Las cintas fueron facilitadores para la reputación de Shirow y sus títulos pero lo que realmente hizo que pegara el pelotazo y se convirtiera en un referente fundamental del manga y el anime fue, sin ninguna duda, la salida en 1996 (aunque era de un año antes) de Ghost in the Shell, la película de setenta y tantos minutos que adaptaba su, por entonces, última obra. El material original era cerebral, lleno de notas al pie de cada viñeta, en los márgenes de las páginas y, prácticamente, en cualquier espacio libre. Shirow había hecho un manga en el que había volcado todas sus obsesiones y cuestiones sobre el indivíduo, la existencia y la vida en un sentido muy zen, algo que había prefigurado en Appleseed pero que aquí había saltado por los aires. Era como si hubiesen pasado a Phillip K. Dick con William Gibson y Eduardo Punset por la túrmix. La película cogía todo ello y hacía una versión transitable, algo que se le debe agradecer a Mamoru Oshii, con un ambiente hipnótico, a lo que contribuyó mucho la música de Kenji Kawai.
Así, Shirow se convirtió en un referente imprescindible para el cómic japonés en España (y en Occidente), gracias a la reorganización de su material, y pudimos recibir su producción posterior, que fue la secuela de Ghost in the Shell, Man Machine Interface, donde todos sus planteamientos suben un grado adicional y sus estudios sobre seguridad informática hacen de la historia algo para gente con un conocimiento algo más profundo sobre las estructuras de redes que el lector ocasional. Pero Mamoru Oshii decidió que la colaboración con Shirow podía dar sus frutos y ambos se volvieron a aliar para una segunda película (Innocence, también hipnótica pero no tan atractiva) y dos temporadas y una película de una serie de televisión, Ghost in the Shell: Stand Alone Complex.
Sin embargo, Shirow lleva mucho tiempo parado como autor. Lo último propiamente de manga fue un Ghost in the Shell 1.5 con historias de personajes secundarios de la obra original. La mayoría de su trabajo posterior a MMI ha sido dedicado a hacer Fan Service o, lo que es lo mismo, dibujar tías con las tetas gordas. ¿Por qué uno de los autores con unos guiones más enrevesados, reflexivos y profundos se ha pasado a un material que está a dos pasos del hentai más explícito? Pues porque le da el mismo dinero por menos trabajo, lógicamente. Sus libros de ilustraciones demuestran que ha hecho trabajos para videojuegos, novelas y otro material por el que debía sacar un buen dinero sin tener que dedicarle tanto esfuerzo. Es una pena, porque en el panorama editorial que hay hoy en el manga, una obra con el mismo estilo que gastaba entonces destacaría como una antorcha en la oscuridad.
Uno de los rasgos fundamentales de sus obras es que Shirow empleaba personajes femeninos que resultaban muy convincentes como heroínas de acción. Psicológicamente no estaban mucho más trazadas que John McClane (o que la teniente Ripley, para ser más apropiados) pero resultaban suficientemente distintas unas de otras y, como se dice en inglés, eran muy agreeable y convincentes desde el punto de vista del protagonista de una historia de acción, aunque fuese porque empleaba un rasgo central para construir el personaje de forma que no existiesen demasiadas capas pero en sus historias nunca pesó tanto el desarrollo de los personajes como el avance de la trama.
Cada una a su manera, es un recuerdo diferente y una forma de romper con los cánones femeninos japoneses. Las mujeres de Shirow no son, precisamente, unas pavas que se queden a verlas venir y que necesiten un hombre para todo. Salvo una excepción, superan los modelos que incluso otros manga plantean, con personajes que, por mucho que sean protagonistas, en el fondo siguen demostrando ese rollo tan japonés de la mujer tradicional que busca un hombre para su vida (como podría ser el caso de un montón de personajes de series de magical girls). Es cierto, sin embargo, que eso a veces puede levantar dudas sobre estas chicas y su equilibrio mental, como comentaré ahora, pero aún así se me hace difícil pensar en mejores ejemplos de mujeres fuertes en el género.
Las mujeres de Shirow, por orden, son:
-Leona Ozaki: la protagonista de Dominion es una agente de la policía de New Port City, una megalópolis en un futuro hipercontaminado en la que se ha hecho necesaria una policía blindada, o sea, policía con tanques. Leona tiene bastantes malas pulgas, es una chica joven y atractiva con elevado sentido de la justicia (o más bien del orden) y con una fijación un tanto enfermiza con su mini-tanque Bonaparte que todavía no está claro si tiene algo de fetichista.
-Deunan Knute: protagoniza Appleseed. Hija de un oficial SWAT y también agente SWAT ella misma, se ve metida junto a su novio ciborg, Briareos, en las intrigas dentro y alrededor de Olimpo, una especie de estado a lo Fundación asimoviana que se ha convertido en el centro del mundo civilizado después de una Tercera Guerra Mundial que fue más limitada de lo esperado.
Es una tía dura, resuelta y un tanto paranoica: tan pronto va de compras con una amiga como duerme en un saco detrás del sofá para evitar que la maten en la cama. Eso último es perdonable, ya que no es difícil ser paranoide si intentan matarte. Su relación con Briareos es la única realmente estable y más o menos sana de un personaje de Shirow pero el grado de modificación cibernética de éste hace que la cuestión sobre sus relaciones física sea el elefante en la habitación para cualquiera que lee este manga.
A veces es un poco hombruna pero tiene sentido del humor y no es tan impulsiva como Leona ni tan fría como Kusanagi.
-Seska Fuze: navegante de nave espacial del Gran Imperio Yamato, hechicera con grandes poderes e hija de Fuzen, el líder del Clan Fuze de sacerdotes-hechiceros. Es egoísta, pueril, impulsiva, autocondescendiente, obstinada… pero todo eso deriva de su confianza en sí misma y en sus habilidades, que están a la altura: es capaz, poderosa y resuelta. Puede que sus motivos y sus decisiones sean equivocadas pero cree en lo que hace y no se arredra por prácticamente nada. Su cuelgue por el comandante Ronnel la hace un poco tierna. Sin ella, Orion no sería la misma historia.
-Motoko Kusanagi: el personaje más duro de cascar de toda la colección. Protagonista indiscutible de Ghost in the Shell, es fuerte, resuelta, inteligente y profesional pero también es fría, muy fría, dura, no se casa con nadie y su ética deja un poquito que desear. Su cuerpo es artificial, salvo su cerebro (lo que da pie a algunas de las cuestiones de la historia) y eso puede que tenga que ver con sus discapacidades morales.
Kusanagi es también un personaje interesante porque es sexualmente ambigua: en las páginas del manga puede vérsele con un amante y también con unas amantes, aunque éstas a través de enlace cibernético, lo que alienta dudas sobre si lo es de verdad o si online no cuenta.
Pasando por alto todo lo anterior, Kusanagi tiene también interés porque es un personaje que manifiesta una especie de continua insatisfacción con todo. Desde el principio de la historia se le ve irritada o, como mínimo, hastiada con lo que hay a su alrededor. Es una construcción de motivo que conduce a lo que ha de ocurrir hacia el final de la historia pero su actitud distante, aunque comprensible, le resta empatía y quizás es por lo que se hace más difícil conectar con ella a nivel emocional que con alguno de los personajes secundarios. Eso, por otra parte, transmite exactamente una idea sobre el contexto social en que se desarrolla la historia.
Sinceramente, dudo que Shirow sea un gran constructor de personajes pero a mí me gustan sus mujeres de la misma forma que me gusta la teniente Ripley de Sigourney Weaver. No tendrán una gran complejidad psicológica pero, joder, cuando hay que empezar a pegar tiros uno no se va a poner a llorar como en Magnolias de Acero.
3 comentarios:
De Shirow sólo tengo experiencia con lo audiovisual de GITS: pelis, series y OVA. Con lo que más disfruto es con las bandas sonoras y los escenarios. Los tachikoma son odiosos,y los habría preferido con un diseño más a lo tanque, como en la primera película.
Genial entrada, me ha gustado la analogía con las pelis de acción americanas.
Y reconozco, en nombre de casi todos los otakus (y sin ser uno de ellos y sin sus permisos), que no pillamos una puta mierda de lo filosofico de GITS, sobre todo el de la serie. Por no hablar de que a Salinger nos quedamos con laganas de leerlo, pero sólo eso.
No tiene nada que ver con lo escrito... pero de forma totalmente casual, acabé en su blog, tal vez atraida por el nombre, quitando el tal vez... me ha terminado de matar el subíndice... "Desengáñate. El trabajo de laboratorio lo podría hacer un mono entrenado"... el hombre desciende del mono, pero se ve que los becarios tenemos línea directa... que putada!!! un saludo sin más :-D
Mi favorita es la gatita esclava Dragon Pink ^_^... tendré que ver más de Masamune Shirow.
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