lunes, 18 de mayo de 2009

Vida y Destino.

Cuando un nuevo director asume el cargo, se suele decir de él con respeto: "Llega al trabajo primero que todos y es el último en marcharse". Así se hablaba de Kovchenko. Pero un nuevo director es aún más respetado por sus subordinados cuando se dice de él: "Hace dos semanas que fue nombrado y sólo ha venido un día media horita. No se le vé el pelo." Ésa es la prueba de que el director dicta las nuevas leyes y que frecuenta las altas esferas gubernamentales.
-Vasili Grossman. Vida y Destino.-

La cita es de un pasaje que leí hará como dos o tres semanas pero me pareció digna de anotar y copiarla aquí para disfrute general porque refleja a la perfección lo que ocurre en multitud de lugares donde la jerarquía permite el acomodamiento de los cargos. Ocurría en el sitio donde trabajaba y ocurría en mi facultad y en mi universidad. Sin duda, nada nuevo bajo el sol, pero me gustó mucho encontrarlo en la novela de Grossman. 
Aunque sea una entrada breve, quiero permitirme recomendar la novela. Hacía mucho tiempo que no leía algo que me mantuviese pegado a las páginas y no fuera de género pero sin duda este libro lo merece. Podéis leer por ahí que es el equivalente de Guerra y Paz para el siglo XX, cambiando las Guerras Napoleónicas por la Segunda Guerra Mundial y creo que por sus dimensiones físicas (mil ciento y pico páginas) y literarias es una descripción apropiada.
Es cierto que algunas de las cuestiones planteadas por Grossman hoy están más o menos superadas y que se puede ver más como una crónica de aquella época, lo que imagino que está relacionado con la profesión periodística que ejerció durante años, pero no deja de ser válida la dimensión humana de sus personajes, su solidez y su emotividad. Como los grandes libros, en un momento u otro, la historia te agarra y te arrastra a su terreno, te ves llevado por los problemas de los personajes y compartes sus miedos y esperanzas y, quizás, sea la esperanza, precisamente, el elemento central de la historia.
No soy el único al que le ocurre: cuando me meto tanto en una historia, como es el caso (confieso que me he identificado bastante con uno de los personajes protagonistas), siento una enorme tristeza al ver que estoy a punto de terminarla. Con Vida y Destino me ha ocurrido lo mismo: se convirtió hace un tiempo en un viaje personal. Es posible que la retórica de Grossman a veces parezca un poco reiterativa pero sigue siendo eficaz y acaba tocandole a uno en el interior.
Me resulta difícil transmitir lo que supone compartir la vida de los diferentes miembros de la familia Shaposhnikov, los protagonistas centrales de la historia. Sólo puedo recomendaros que lo incluyáis en la lista de libros pendientes que tengáis y que lo acometáis sin miedo. No es un libro literariamente difícil y, una vez os metáis, ya no podréis salir.

2 comentarios:

AkaTsuko dijo...

Apuntado queda, aunque espero que no tenga un corte demasiado pesimista.

Barbijaputa dijo...

Apuntado queda.

Esa cita me ha recordado mucho al Principio de Peter. Les veo bastante conexión, fíjate.