Cuando me incorporé, en Enero, empecé a comprobar cómo iban las cosas en el laboratorio. No me gustó. Para nada. He de decir que, poco a poco, hilé algunos detalles de cuando hice las entrevistas con mi jefe, quien iba a dirigir mi tésis, sobre todo que siempre me acompañó al ir y marcharme del laboratorio. Sin duda, si hubiera podido hablar con la gente del laboratorio, me habría formado una imagen distinta de cómo funcionaban las cosas y no hubiera solicitado la beca en ese laboratorio. Al acompañarme al entrar y salir del centro, controlaba el contacto que pudiera tener con la gente del laboratorio. Eso fue un error y de ahí deriva mi primer consejo:
-Antes de empezar a trabajar con alguien en este negocio, hablad con la gente que trabaja para él y con él.
Una vez llegado para incorporarme, por otra parte, me enteré de otro detalle importante: los horarios. Para aquellos que no estén familiarizados con la investigación científica, en este negocio no hay horarios: uno tiene que planificarse los experimentos, ponerse a ellos y llevarlos de principio a fin según su duración, lo que implica, más de una vez, tener que estar alrededor de 12 horas para recoger material expuesto a condiciones concretas o con tratamientos específicos, por ejemplo. Esto, normalmente, significa dos cosas: primera, que uno tiene que responsabilizarse de sus cosas y olvidarse de los horarios convencionales; y segunda, que si uno tiene que quedarse un día hasta las mil, al día siguiente o más adelante, puede recortar esas horas a su jornada, de forma responsable, para recuperarse. Eso es lo normal.
Hay que tener en cuenta, además, que cuanto más alto sea el nivel de un grupo y más enfocado y concentrado en la línea de investigación, más horas habrá que echar: no sólo para hacer más experimentos o réplicas de éstos, sino para planificarlos y analizarlos con mayor profundidad y mejor y que resulten más sólidos. El precio de publicar a niveles más altos es tomarse el trabajo en serio y con un nivel de responsabilidad más alto.
Mi jefe, sin embargo, tenía unas costumbres de trabajo bastante singulares. Él cumplía su horario de 10 de la mañana a 8 de la tarde. Hasta ahí nada raro. El problema venía de que exigía que todos los del laboratorio estuviésemos adaptados a su horario e hiciéramos el mismo. La cuestión de estar en el centro diez horas diarias, habida cuenta de que se trataba de un trabajo para mi propio beneficio a largo plazo (tanto en publicaciones como en tésis), no era un problema tanto como el estar las horas que hacía mi jefe. Esto es algo que todavía no me cabe en la cabeza, puesto que si uno cumple con su trabajo y con su deber, debería dar lo mismo que esté en unas horas que otras pero, parece ser, a mi jefe le daba mal rollo ser el último en marcharse y cerrar el laboratorio. Y se fijaba y controlaba las horas, desde luego.
Si a esto se le sumaba que cuando se marchaba de vacaciones o cosas así parecía que le daban los siete males porque creía que el personal del labo se escaqueaba o ni siquiera iba, parece que tenía (y tiene) un problema bastante serio de confianza en la gente que trabaja para él. Consecuentemente, debo introducir mi segundo consejo:
-Antes de elegir un director de tésis o un jefe, informaos bien de cómo es y cómo se trabaja en su laboratorio.
El tema de la carga y el ritmo de trabajo, por otra parte, me lleva a otro punto que tratar: el Rendimiento. En la investigación profesional invocar esta palabra es casi acto automático de anatema y herejía. La ciencia no es un trabajo facil y hay que tener bien planificado el proyecto y cómo seguir adelante con él en caso de que las cosas no salgan como uno pensaba y la hipótesis de partida se venga abajo a mitad de camino. De ello depende poder publicar (y, en consecuencia, justificar el proyecto) y que la gente que hace la tésis a partir de ese proyecto no se quede tirada sin saber qué hacer, sobre todo porque las becas y los contratos tiene su caducidad. Necesariamente, los proyectos, aparte de estar bien planificados, luego requieren de que los investigadores tengan suerte pero, si falla lo primero, lo segundo nunca podrá compensar: no se puede obtener agua de una piedra.
Para compensar, lo habitual suele ser que en un laboratorio haya varios proyectos de la misma línea de investiación (a grandes rasgos; eso suele ser muchas veces discutible porque algunos directores de tésis tienen tendencia a hacer ciencia-ficción o meterse en jardines de los que luego tienen que salir los lacayos que trabajan para ellos) . Eso suele servir para que los estudiantes puedan tener dos o más fuentes de las que sacar agua y que otros que trabajan en lo mismo que uno no te pisen todo el trabajo, que ocurre bastante frecuentemente.
No obstante, el personal en mi labo llevaba una parte de tres proyectos diferentes, lo que suponía bastante carga de trabajo, aunque aceptable, pero muchas veces sin tener demasiado claro qué es lo que hacían otras personas que trabajaban en el mismo proyecto. En mi caso, por ejemplo, el proyecto en el que yo trabajaba, por lo menos aquellos factores que se suponía que tenía que estudiar, estaban llevados por una compañera post-doc que ya lo había avanzado bastante bien mediante otros métodos. Pasaron dos meses y medio hasta que me enteré en un seminario.
Ahora, el que yo no estuviese enterado de esta situación era una cuestión de haber postergado algo de trabajo inmediato por mi parte para hablar con esta compañera y coordinarme con ella. Lo que no lo era fue que nos enterásemos, a las dos semanas de estar yo allí, de que al jefe le habían aceptado un artículo del grupo en una revista con un buen índice de impacto. Eso lo descubrió esta misma compañera al hacer una búsqueda al azar en PubMed (la base de datos fundamental de publicaciones científicas). Algo así es completamente anormal y sólo se justifica porque nuestro jefe tenía la manía de controlar la información hasta un punto patológico, algo de lo que el trocear los proyectos y mantener a la gente a oscuras era sólo un síntoma más.
Parece que me he desviado del tema del Rendimiento, pero no. Resulta que, aunque el nivel de mi jefe en publicaciones era bastante bueno (de hecho es uno de los punteros de su campo), la gente por debajo de él sólo recogía migajas. Esto es, en buena medida, consecuencia de lo anterior: muchos proyectos troceados, falta de coordinación eficiente entre el personal, información restringida... y nuevos proyectos. Mi ex-jefe es un hacha consiguiendo proyectos por un defecto del sistema (el término más exacto sería exploit): la gente que consigue publicaciones buenas consigue justificar sus proyectos y que les concedan proyectos adicionales y así sucesivamente, lo que hace que la gente consolidada se mantenga y a los que se inician les cueste más empezar porque se les piden méritos que no pueden tener. El caso es que siempre andaba pensando, diseñando y solicitando nuevos proyectos. Sin ampliar el personal. El efecto es previsible: gente sobrecargada de trabajo, alienada y todo el trabajo útil repercutiendo, esencialmente, en una sola persona (el enlace en el título os da el esquema perfecto de esto).
Antes he mencionado lo de la financiación limitada. Pues bien, la cuestión es que si en una tésis de 4 años una persona tiene que lidiar con tres proyectos en vez de dos, el rendimiento por proyecto disminuirá, así que para compensar tendrá que trabajar mucho más para mantener el mismo nivel en los tres proyectos o dejar alguno. Como a mi jefe no le interesaba dejar ninguna de sus brillantes ideas, uno sólo podía compensar pringando aún más. La consecuencia es que, en ningún caso, la gente podía tener el mismo rendimiento efectivo por proyecto y así se daban situaciones como las de mis compañeros y mis predecesores.
Esa es una de las cuestiones fundamentales: si hubiese podido enterarme del historial de mi jefe con becarios y contratados, nunca habría pisado aquel lugar. Las situaciones que me relataron fueron realmente alucinantes. No era ya la situación de una compañera que estaba con el jefe desde hacía séis años, a la que se le había acabado la financiación y el jefe todavía le pedía experimentos adicionales para que pudiese ponerse a escribir la tésis, es que había casos sangrantes, como el de una chica que estuvo con él, leyó la tésis y se marchó a Londres pero allí sólo ha podido acceder a un puesto con una categoría inferior a la de post-doc porque no tenía ninguna publicación de primer firmante; o la de otro chico que estuvo con él y tiene dos publicaciones de muy buen nivel (PNAS) pero al que todavía le pidió una tercera revisión de la tésis mientras yo estaba allí. Este chico de 35 años, casado y con dos hijos.
¿Qué podía hacer yo ante semejante panorama? Eso es lo que me lleva a mi tercer consejo:
-En un trabajo tan vocacional, duro y sacrificado como éste, lo fundamental es tu satisfacción personal y tu propio beneficio. Si no tienes lo primero y no estás seguro de obtener lo segundo, déjalo.
Por cierto, los experimentos de esta chica que se marchó a Londres los estaba repitiendo el Chico de Oro de nuestro jefe porque necesitaba publicar. Tres años después de que ella se marchase. Y no le salían... Cuarto consejo:
-Sin publicaciones buenas, no importa que tengas tésis. Sin tésis, no importa que tengas buenas publicaciones. Asegúrate de que tu jefe usa los datos.
Es innegable que por el propio modo de organizar el laboratorio, mi jefe siempre iba a obtener publicaciones y beneficio pero los demás no teníamos más oportunidades que las que nos concediera él. Él era el dueño y señor del laboratorio. El me dijo, personalmente y a la cara, que el dinero de los contratos y las becas de la gente que trabajaba con él salía de su trabajo, lo que él asimilaba, directamente, a que ese dinero era suyo, lo que es completamente falso porque, si no, no tendría que justificarlo ante los comités de evaluación de proyectos (más sobre esto luego). Es más, y con eso llegamos a lo más jugoso de la entrada (y que espero que compense por la irregularidad de actualizaciones): las sentencias de mi jefe.
Sin duda puedo decir que es una de las personas más peculiares que he conocido nunca porque, aunque parece ser que tiene un talento para el trato personal, eso sólo oculta su naturaleza egoista y depredadora. No es una persona con sentido del humor y parece que ignora absolutamente que la gente que le rodea tiene más dimensiones que aquellas con las que interactúa con ellas. Es la única explicación que le encuentro a algunas de las cosas que soltaba en el labo, y cito:
-A una compañera: "Tú, tú no tengas hijos, que eso va a ser un lastre tremendo para tu carrera investigadora" (Algo que venía de una persona que está casada y sin hijos y con ciencuenta y pocos años se compró un coche alemán de gama alta deportivo y se lo decía a una persona que intenta quedarse embarazada ahora que tiene una cierta estabilidad económica)
-A otra compañera cuando se enteró de que estaba embarazada: "Pues estos experimentos habrá que ver cómo se hacen porque a la comisión de evaluación de proyectos no les importa que estés embarazada."
-A mí y a una compañera en una de nuestras entrevistas de trabajo: "Al laboratorio se viene desayunado y meado y cagado."
-A un compañero cuyo padre estaba hospitalizado y realmente crítico: "Tenemos que hablar de cómo vas a hacer estos experimentos porque a los de la comisión de evaluación no se les puede decir que no los has hecho porque tu padre se estaba muriendo."
-En general: "Si tuviérais en cuenta la cantidad de fines de semana y días festivos que hay en el año, os podríais sacar la tésis en cuatro años."
Un humanista, como podéis comprobar.
Todo esto, en un laboratorio en el que la gente era capaz, responsable y, sobre todo, maja, era especialmente frustrante. De nueve personas sólo una estaba genuinamente contenta con la su situación (el Chico de Oro, claro, el técnico de laboratorio, como tenía su jornada parcial y la cumplía a rajatabla, no tenía que aguantarle las gilipolleces al jefe) y el resto buscaban el modo de largarse como fuese. La compañera post-doc que mencionaba antes sacó plaza en otro sitio; otra compañera se marchó antes de terminar su contrato; y otro compañero post-doc se estaba sacando plaza de técnico de laboratorio. En resumen, mi jefe era centrífugo y nocivo para la carrera de los demás. Tendríais que haber oído los comentarios que hacíamos sobre él...
Después de esta situación, de tres meses en los que llegaba a casa y cuando me metía en la cama no podía desconectar, de ir al laboratorio con una mezcla de ansiedad, miedo y desprecio (por mi jefe, claro), no siento ninguna necesidad de justificar mi decisión. No estaba contento con mi vida y aquel no era un sitio en el que quisiera estar ni en el que sintiese que tenía futuro alguno, así que hice lo mejor para mí. Me ha costado una semanas el ir desintoxicándome y, sobre todo, decidir qué hacer ahora con mi vida pero desde luego hay diferencia entre trabajar para vivir y vivir para trabajar.
5 comentarios:
Penitencias ningunas Illuminatus, que el contenido de esta pragmatísima entrada compensa el desierto temporal (y qué coño, es tu blog, publica cuando te salga, ¡faltaría! Horarios bloggeros... anda ya).
Para jugoso, no las citas, sino la escalofriante experiencia de la egolatría jerárquica. Yo cojía una probeta gorda de medir gases y diracta al putamen a través del rectum.
Me quedo con el tercer consejo. Pocos se atreverían a aseverarlo de esta manera, me temo.
Si ya de por sí tenéis que lidiar con el mediático nivel internacional, poca ayuda es que abunden los cuervos en las altas esferas. Tengo suerte de estar poco interesado en la rama de investigación en lo mío, os compadezco.
Ojalá este blog estuviese al alcance de todos y cada un estudiantes abocados a la investigación científica, muchos chascos y desmotivaciones se podrían evitar. Yo te invito a spammear por ello, es una causa justa, yo poco puedo hacer por desgracia salvo lo que ya he hecho (linkar en mi blog, aunque dudo de la utilidad de que el público target que busco en mi blog llegue a parar aquí).
Pues sólo puedo decirte que felicidades por quitarte esa losa de encima, y ánimo y suerte, decidas lo que decidas.
Jo, Illu, me lo he leído de un tirón, esto es de película.
Has hecho lo mejor, yo lo hubeira hecho igual y conociéndome, mucho antes. Aunque comprendo el comecoco y lo que te habrá costado darte cuenta de que ésa era realmente la mejor opción.
Te mando un besito, que no sirve de nada, pero bueno, yo te lo mando :)
Lo chungo de tomar una decisión difícil es tomarla, y eso ya lo has hecho: enhorabuena!!!!
Mucha suerte en tu nuevo camino, que sin duda, será mejor que el que tenías...eso, con poquito.
Hola Illuminatus :)
Yo soy becariaprecaria, aunque he de decir que me tocó la lotería. Y así fue, porque la diferencia que me marcaba entre ir al laboratoriodeabajo (donde estoy) al laboratoriodearriba (el infierno, pero con un poco menos de calor) es realmente abismal. Y todo por una decisión.
Yo no quería hacer tesis ni de lejos (y eso sin saber cómo era el panorama realmente), pero cuando entré en este laboratorio, cambié de idea. Podría deshacerme en elogios entre mis directores y mis compañeros (todos gente majísima), pero tampoco es el caso.
Si comparo mi situación con la de mis compañeros de laboratoriodearriba... pfff, no duro ni tres días. Ningún incentivo, ninguna posibilidad de ir a congresos, ninguna posibilidad de artículos y ni así como primer firmante... y bueno, hijoputismo servido en bandeja.
Yo tengo claro, que si sigo en esto, que no lo sé (la vida da muchas vueltas), yo quiero ser como mis directores. Calidad humana ante todo. Y con un buen equipo trabajando feliz vienen las publicaciones, los logros, y las tesis acabadas en 4 años. Que currar por amor al arte no es lo que se debe hacer (según el dire).
Comentarios sangrantes como los que ha dedicado tu director a sus "subordinados" son, sencillamente, odiosos.
Hiciste bien. Ahora que ya sabes esos tres consejos muy valiosos por cierto... podrás elegir mejor. No dejes que unos h*j*s de p*t* arruinen tus ilusiones :(.
Un abrazo, me ha gustado mucho leerte, me vendré por aquí de lectora asidua ;)
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