lunes, 16 de mayo de 2011

Razones para la desesperanza.

Cuando empecé este nuevo blog quería mantener una cierta distancia entre ciertas cosas que me ocurren en la vida real y lo que son mis reflexiones, mis observaciones y mis argumentos. No me cuesta admitir que no soy la persona más fuerte del planeta a nivel emocional y que mi hábito de ver el lado malo de las cosas muchas veces arrastra mi estado de ánimo y hace que me sienta como una mierda y que me cave un agujero de autocompasión y de desesperación pero he intentado mantenerlo alejado de este registro, por lo menos a la hora de redactar entradas (y me enorgullece saber que nunca me he dedicado a componer mala poesía). Por otra parte, cuando las cosas han sido realmente malas tampoco era escribir por aquí lo que me pedía el cuerpo.

Este fin de semana no ha ocurrido nada realmente chungo. Eso ocurrió hace como una semana. Pero si que me he enterado. He estado toa la semana enfermo, con un resfriado con infección bastante serio (esta vez con fiebre y debilidad muscular) y no ha ayudado a que me lo tomase mejor pero ha sido parte de una colección de cosas.

El incidente en concreto (y aquí me vuelvo explícito) fue un ictus de mi abuela. Creo que hace el tercero, aunque no lo tengo seguro. Ha tenido varios, casi todos después de su diagnóstico de mal de Alzheimer, hace siete años, casi, y que tienen que ver con su mala circulación. Este último ha hecho que ya no pueda ver, oír ni hablar. Su estado no era demasiado bueno pero ahora, en la práctica, sólo puede comer cosas muy trituradas y sólo reconoce por el tacto. Todo esto lo sé por mi madre, que hizo un viaje relámpago en el fin de semana para ver su estado. Yo no he visto a mi abuela desde 2005.

Cuando vi a mi abuela después de que le diagnosticasen la enfermedad algo se rompió dentro de mí. Hay una mirada, una mirada específica que tienen las personas con Alzheimer, que aquellos que lo hemos visto de primera mano podemos reconocer. Es una mirada con la que, aunque te estén mirando, sabes que esa persona está perdida. Perdida dentro de sí misma, sin ningún tipo de referencia. A mí esa mirada me destrozó por dentro. Mi abuela era una persona muy importante para mí, una figura materna que estuvo ahí a lo largo de muchos años para mí y que significaba muchísimo para mí. La idea de verla desaparecer poco a poco, borrada por los bordes y hundiéndose en el olvido es algo que me retorcía y me retuerce por dentro. La carga de culpa por no haber estado a su lado en estos años es mía y no creo que me libre nunca de ella pero, sencillamente, no creo que hubiese opción buena.

Como decía, se me ha juntado esto con haber estado enfermo y físicamente débil, la semana pasada. No es el mejor conjunto de cosas y menos cuando cada día, en el laboratorio, me enfrento a una rutina en la que apenas tengo interés y con algún compañero que, a pesar de ser buencompañero de trabajo, ideológicamente me parece un zote criptofascista. Cuando le sumo pensar un poco en la proyección profesional que me ofrece mi carrera (Ley de Ciencia incluida) y las perspectivas de futuro, así en general, no puedo evitar sentirme deprimido, porque veo a mi alrededor que las cosas empeoran y no tienen muchos visos de mejorar.

Mi compañero es un síntoma, es un ejemplo de los reaccionarios que recurren a la retórica contra el voto para asegurar que la derecha gane. Recurriendo al tópico de que todos los políticos son iguales se le nota que es un amigo de Espe y de la misma retórica populista que lleva a abrir la brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco, la misma mecánica destructora de la clase media de siempre. Él, que es el hijo de un tendero que ha podido llegar a la universidad por años y años de servicios públicos, cree en la destrucción de toda esa infraestructura.

En esto enlaza lo de mi abuela, en cierto modo. Mi abuela ha tenido la suerte de tener la red de la familia que estuvo ahí cuando ella empeoró y hubo que cuidar tanto de ella como de mi abuelo, hasta que él murió en Febrero pasado. En Cantabria la ley de dependencia se aplicaba con cierta soltura, por lo que había cierta ayuda y apoyo en forma de servicios en la casa. Es una diferencia que, dada la organización de mi madre y sus hermanos, no era indispensable pero si se agradecía mucho. No quiero ni pensar lo que puede ser una situación así para una persona sola o para menos hermanos en Madrid, donde la presidentísima se ha ahorrado ese dinero.

Y es que veo a mi compañero y entiendo que es un ejemplo de la falta de humildad, de compasión y de empatía que afecta a mucha gente que cree en las recetas del neoliberalismo. Los mismos que hablan de valores familiares y son los primeros en divorciarse o enviar a sus hijas a abortar al extranjero. La misma hipocresía, doble moral, estupidez y pequeñez intelectual. El mismo egoísmo y mezquindad.

Las desigualdades económicas siempre son pagadas por los que menos tienen. Sin los sistemas de protección social, serán los menos afortunados los que tengan que pagar el pato: co-pago sanitario (antes de la privatización completa), impuestos indirectos, pensiones menores, educación de primera y de segunda con bonos escolares... Todo ello abrirá aún más la brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco y eso, se pongan como se pongan, es a lo que conducen esas medidas.

Quisiera creer que las manifestaciones de ayer, las acampadas de hoy y otros signos pueden cambiar el signo de lo que veo como futuro. Sé que gracias a mis amigos me sentiré menos solo y que recuperaré mis ilusiones, aunque sean con el objetivo de marcharme y montar mi futuro lejos de ellos, lo que no deja de ser un trago amargo pero hoy la noche se me hace muy larga.

P.S.: si tenéis la tentación, gracias por la compasión y conmiseración online pero no creo en ello. Dejadlo para cuando nos encontremos en vivo.

6 comentarios:

AkaTsuko dijo...

Puedo empatizar con lo ocurrido con tu abuela. Yo estoy muy familiarizado con ese tipo de mirada que decribes, aunque más que por omisiones y pérdida de pensamientos, por la distorsión de estos. La impotencia es terrible.

Pienso que lo más injusto de toda esta entrada sea el hecho de que aparezca el tema de la política. LA POLÍTICA. Maldita sea la dependencia que nos cose con el temita.

Ánimo para tí y para tu abuela. Y muerte al estrés que puedan provocarte las reflexiones sobre lo banal, que está bien claro qué lo es y qué no lo es.

Milgrom dijo...

Muchos ánimos y fuerza. En casos así lo mejor es llorar cuando se necesite, desahogarse y liberar tensiones para coger fuerzas y seguir adelante. Yo también creo sinceramente que lo de este finde es el germen de algo. Al menos mucha gente está cambiando el chip.

Ánimos!

isabelo dijo...

Sin conocerte agradezco la renuncia pública a los comentarios compasivos. Aunque sólo podría haber dicho que yo muchas veces, me he sentido igualmente egoísta y miserable por no haber compartido el sufrimiento más. Siempre se puede sufrir más: la mortificación judeocristiana es una herencia cultural muy pegajosa.

Sobre lo otro. No creo ser una persona optimista pero la visión del futuro que tengo me produce cierto sosiego. Para mí está claro que se reducirá a un dilema: igualdad, o extinción. El fin de las injusticias, o el fin de los opresores.

Puede que no lo veamos, puede que nos toque vivir tiempos difíciles, pero también tengo un insólito optimismo ante el improbable/ineludible colapso de nuestra sociedad: que el capitalismo se ciñera a un puñado de oasis súper ricos -según se entiende la riqueza en el capitalismo-. Alemania, Francia, Japón, EE.UU., etc, etc, y que se blindaran para no permitir la entrada a nadie.

Que tuviéramos que vivir a sus espaldas, en una nueva sociedad que construyéramos sin las presiones de sus instituciones y poderes fácticos... y termino por pensar que en este chusco futuro magufo engendrado por mi mente de piesnegros, serían ellos los que querrían huir de sus países.

isabelo dijo...

Sin conocerte personalmente, aclaro. No son horas.

Anónimo dijo...

Formas parte del mejor grupo de la sociedad, del que no tiraniza.
Lo de tu abuela te entiendo, tener un familiar con esos problemas no es fácil.

Unknown dijo...

Después de leer tu entrada sólo me que queda decirte:
1º ánimo.
2º !A por ellos¡

Un saludo