lunes, 13 de diciembre de 2010

Grand Guignol.

Vale, ha pasado ya una semana larga desde la crisis de los controladores aéreos. Tenía en mente escribir esta entrada el domingo de la crisis o así pero preferí esperar a ver si todavía daba tiempo a que en los medios surgieran más gilipolleces y, la verdad, a veces aborrezco tener razón y ver la mierda desde lejos.
En esta semana ha dado tiempo para que el personal haga todos sus análisis y gasten materia cerebral, si de eso tienen, que es cuestión aparte, analizando el tema. A mí la cosa me disparó todas las alarmas la tarde del sábado 4 porque me había pegado la noche anterior y casi lo que llevaba de día pegado al Ciclo de Noticias en CNN+. Para los que no hayáis visto the West Wing, el Ciclo de Noticias es, básicamente, el hecho de que los informativos funcionan como los terriers: cogen una noticia y no la sueltan hasta que el público, por puro aburrimiento o lo que sea, se cansa y ya no le interesa seguir chupando su dosis de pánico o, más en general, drama sobre ese tema. Los fines de semana, los puentes y demás periodos vacacionales suelen tener un efecto devastador en ese tipo de cosas porque, al ocurrir menos cosas (al menos donde importa) pueden hacer que se fije un tema en los informativos y eso desgastar mogollón a los gobiernos, empresas, etc.
Pero me desvío. La cuestión en sí es que ya a eso de las séis de la tarde del sábado de la crisis decidí que ya había tenido bastantes análisis incisivos, declaraciones de afectados y otros lloros por el estilo en CNN+ que no me aportaban nada. Si no hubiese estado haciendo cajitas y manualidades diversas para pimpear algunos de mis juegos de mesa habría cambiado de canal dos horas antes pero aguanté la mierda y sólo cambié para ver la película que emitían en Cuatro como homenaje al recientemente difunto Leslie Nielsen, que no era otra que (bendita ironía del Universo) Aterriza como puedas. Para entonces estaba saciado con la sensación de que algo olía a podrido pero bien.

Revisemos, por un momento, los hechos, a grandes rasgos:
-El gobierno aprueba un decreto que modifica por las bravas el régimen de los controladores justo el viernes por la tarde antes de un puente gordo.
-Los controladores se mosquean y deciden realizar una huelga encubierta abandonando sus puestos alegando enfermedad.
-El gobierno cierra el espacio aéreo. Caos aéreo total, cancelaciones catastróficas, etc.
-Se aprueba otro decreto de militarización del espacio aéreo y se da un ultimatum a los controladores.
-Los controladores siguen diciendo que nones.
-El gobierno moviliza a los militares para que tomen el control de las instalaciones civiles del tráfico aéreo, decreta el estado de alerta y planta sobre la mesa las acusaciones de desobediencia y sedición para los controladores que no se presenten.
-El ministro de fomento comenta que los del sindicato de controladores se han reunido con los dirigentes del PP en la semana precedente.
-Los controladores se van doblando y poco a poco se restaura una especie de normalidad.

Lo peor de todo es que en todos los canales había un ambiente de linchamiento mediático contra los controladores. Bien es cierto que ellos no facilitaron las cosas: su modo de hacer huelga no fue legal y no me parece ni medio digno el intentar soslayar una huelga de verdad con una gripe azul, además de que no dieron la cara en los medios de forma terminante. Sin embargo, todos los medios estaban en la misma onda y lanzaron contra los controladores la misma retórica fácil de números y cifras que tan vacía me suena, especialmente cuando el gobierno ha tenido que causar una excepción del orden democrático para solventar la situación.
Es cierto, por otra parte, y como bien señalaba otro bloguero por ahí (leedlo, es muy instructivo. Buzzeado por Patch), que los controladores tienen un régimen de empleo que es especialmente duro. De forma resumida: tienen unas responsabilidades muy jodidas y controlar un espacio aéreo civil no es el "cubo" que tiene un controlador militar. Como el sueldo base es una mierda (cosa que oculta el gobierno), la mayoría del sueldo viene de suplementos de productividad y horas extra. El problema es que el número de controladores (y aquí está la responsabilidad del gremio) está limitado, entre otras cosas, porque los controladores tampoco quieren dejar de cobrar sueldos altos y gestionar quién entra y quién no, aunque AENA tampoco ha contratado nuevos controladores para evitarse el conflicto laboral. Es decir: que ambos extremos de la película han estado implicados en aumentar la presión del tema hasta que ha roto.

Y ¿cómo ha roto la cosa? El tempo de la crisis no es que resulte sospechoso, es que induce a pensar en premeditación a cualquiera que no sea un completo imbécil. Parece ser que para apañar la papeleta de la homogeneización a nivel europeo de las licencias de controlador para el año 2011, los ministerios de Fomento y Defensa montaron un pequeño plan, que es lo que hemos visto desarrollado en el puente precedente. Es decir: que, aparentemente, el gobierno plantó una encerrona a los controladores en la que éstos, gustosamente, entraron sin pensárselo mucho. El descontento social (de todos aquellos socios que podían pulirse euros en el puente porque tienen empleo y esas cosas; que igual es que yo soy un parado resentido, a lo mejor) y la indignación de la opinión pública (ese público tan respetable que permite que le machaquen sus derechos laborales) facilitaron que un gobierno que se dice democrático y socialista haya hecho palanca con la legislación para militarizar civiles y forzarles a trabajar bajo amenaza de presidio.
¿Qué? ¿Cómo se os queda el cuerpo? En vez de haberse planteado una gestión del tema progresiva y razonable en la que aumentar el número de controladores, implantar límites no ya a las jornadas, sino a las horas extra y así dar a los controladores aéreos y al público una solución razonable en la que no comprometer la seguridad del transporte aéreo ni forzar los límites del estado de derecho, han llevado la situación por un camino que a la larga puede hacer que el estatuto de los trabajadores se convierta en papel mojado y elevar la conflictividad laboral. Es algo tal que sacado de Rubicon*. Si es que a los trabajadores les quedan cojones de luchar por sus derechos, que esa es otra. En fin, camaradas, quizá sea hora de volver a la clandestinidad.

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*Rubicon es una serie de la AMC que han cancelado después de una sola temporada. Era realmente buena pero al parece a la audiencia no le ha convencido una serie de espías (en realidad, analistas de inteligencia) en la que el protagonista no tortura terroristas para salvar el país y todo ocurre en tiempos razonables. Aprovechad para verla, que es muy buena y nada maniquea.
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1 comentario:

Centro Picasso Vilnius dijo...

Viéndolo todo desde lejos, sin haber sido sometida al bombardeo de las teles y los periódicos, a mí me pareció que lo que tú explicas estaba bastante claro. Es decir, los controladores son a) impopulares y b) no precisamente unos santos, así que el gobierno ha maniobrado inteligentemente poniendo en la luz público un enemigo común que a nadie le cae bien y que, por razón que tuvieran, no les van a creer, porque desde antes venían jodiendo la marrana.

Por cierto, van a cerrar CNN+... no es rentable, según parece...