Vuelvo a publicar después de muchísimo tiempo porque hay un motivo poderoso, poderosísimo, para ello.
En Star Trek: la Nueva Generación había un episodio con el título que encabeza esta entrada. El argumento venía a ser que el Enterprise recogía a un diplomático especializado en situaciones difíciles de conflicto, guerras civiles, etc. y lo llevaba hasta un planeta en el que había una situación así. La particularidad y el elemento clave de todo el episodio era que el embajador era mudo pero telépata y se comunicaba a través de tres intérpretes, dependiendo del rango de emociones que quisiera/necesitase expresar. El resto del argumento, por no hacer spoiler yo deliberadamente, os lo podéis mirar vosotros siguiendo el enlace. A efectos prácticos la cuestión es que no he podido evitar pensar en ese episodio al ver la entrada de hoy/ayer del blog de Allie Brosh, Hyperbole and a Half.
Hace mucho que descubrí su blog, lo recomendé, diseminé todo lo que pude su url, porque me parecía que tenía un verdadero fondo de genio, de humor, de diversión a partir de lo cotidiano y de ser "tonto" (silly, si cogéis el matiz) sin dejar de demostrar inteligencia. En un primer momento tomé su ausencia de actualizaciones (un año desde la anterior hasta la penúltima) por ocupación con el libro que anunció en su momento y no le dí mayor importancia pero me equivoqué, por motivos que creo que quedan del todo claro en la última entrada. Lo eché en falta pero la vida sigue para todos y no pensé mucho más en ello.
Hoy, cuando he leído su entrada, ha sido como... no sé si podría llegar a explicarlo. A nivel emocional me ha removido por dentro porque ha puesto, de una forma clara y, lo que es más importante, desdramatizada, con esos toques de humor que decía antes, una experiencia que también ha sido mía. No todos los detalles son exactos, claro, pero, como con toda experiencia subjetiva, hay margen para la variación, para la customización o, mejor, personalización de la misma. Lo esencial, no obstante, está ahí: el entumecimiento vital, emocional; la impotencia (y aún la frustración y la ira) de los demás para hacer nada; la vida como un ejercicio de inercia; la vaga sensación de que quieres apagar la luz y cerrar la tienda; la ira cuando los demás intentan hacer algo y parece que lo hacen por ellos y no por ti; el odio y los sentimientos negativos hacia los demás (y, especialmente, la felicidad de los demás) como un clavo ardiendo al que agarrarte para sentir algo; y el día en el que, de repente, tu cerebro decide que, de nuevo, vuelves a tener motivos por los que vivir. Si tuviera que decir algo que falta, por el tinte personal, sería la vergüenza ante la impotencia que uno mismo siente al no poder reaccionar emocionalmente, aunque ese matiz creo que está, en el fondo, en lo que ella menciona sobre que casi parece que quieres estar mal.
Una de las palabras que más me llamó la atención fue 'fog', niebla. Es quizás una de las más descriptivas de la sensación que acompaña la depresión: una especie de niebla mental a través de la que uno se mueve en los días en que está "en la zona", atenuando el "sonido emocional" de todo lo que te rodea.
Ha puesto palabras (y viñetas) a algo de lo que no es ya que sea difícil hablar sino que es prácticamente imposible trasmitir en todos sus matices. Una especie de necrosis interior que sólo duele a posteriori, el dolor de la depresión es como el dolor un miembro fantasma.
Sufro de periodos depresivos. Es así desde los 17 años y podría especular durante horas y páginas con los agentes causales, no ya sólo por formación sino por análisis de mi biografía, pero eso no sirve para eliminar lo que es una característica de mi personalidad y mi neuroquímica. Mi cerebro funciona normalmente la mayor parte del tiempo, con felicidad e infelicidad, ira, calma, afecto, euforia... Sólo de cuando en cuando, por causas diversas (contrariedades, dolor emocional agudo, falta de luz solar durante periodos prolongados, la dirección del viento, yo-que-sé...) "caigo en la zona" y TODO carece de significado, tal y como la Brosh describe.
Con los años me he hecho a la situación: reconozco los síntomas previos, los prolegómenos, como el que nota un sabor extraño como reacción a la adrenalina, pero normalmente no puedo hacer nada, salvo asumir qué es lo que se me viene encima y que en algún momento pasará. Es lo más parecido, a nivel emocional, que se me ocurre a lo que debían hacer los humanos cazadores-recolectores cuando les pillaba una tormenta estando de caza. Tengo la suerte de que ninguno de mis episodios ha tenido ni la duración ni la intensidad del más fuerte que recuerdo, aunque creo que quizás tenga que ver con los años y la experiencia. Lo que sé es que, como el 'perro negro' de Churchill, está aquí para quedarse o por lo menos tengo que vivir con la idea de que estará alrededor.
Toda esta confesión no es por necesidad de simpatía, lástima o compasión. Sólo quería enfatizar que Allie Brosh ha hecho la que puede ser la guía más clara, concisa, explicativa y certera sobre lo que es la depresión. Ha dado una voz y una forma a lo que muchos sentimos y no hemos podido llegar a comunicar, ni siquiera a los que nos son más cercanos, cosa que creo que ya sólo los 5000 comentarios de su entrada demuestra. No os pido comentarios, sólo que leáis la entrada original y que la difundáis para intentar dar un poco de comprensión: hay un margen como de vergüenza ante esta enfermedad, esta vulnerabilidad y, personalmente, no creo que la retórica de muchos medios de comunicación al hablar de ella como "enfermedad de las sociedades desarrolladas" ayude mucho; lo encuentro como una especie de falsa compasión que en el fondo lleva un cierto desdén implícito ("peor lo pasan en África", estableciendo una comparación fácil que no procede). Es un fallo neuroquímico, un mal del cerebro, algo cuyas bases comprendemos sólo de forma tan burda como la esquizofrenia, la distinción está en el grado de funcionalidad social.
P.S.: en Melancholia Lars Von Trier identifica una de las pocas cosas positivas de las tendencias depresivas, por si queréis una aproximación fílmica complementaria.
P.P.S: Florence and the Machine tiene una canción sobre el asunto, también.
viernes, 10 de mayo de 2013
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